miércoles, 12 de enero de 2011

Dos horas de diferencia

Me he habituado a no hablarte tanto como antes y llevo dos días en los que solo trato este tema conmigo.  ¿Te sorprende? Necesito diluirte en muchas conversaciones, necesito dejar el tema suficientemente visto, necesito verle todas las aristas, analizar todas las causas y todas las circunstancias, necesito todas las perspectivas.

En estos días has sido amor y capricho, has sido ilusión y relleno, has sido mi tema y tus circunstancias.  Y la distancia más grande que no recorrimos, desde tu casa hasta la mía, como era de esperarse, terminó por aclararme que eres un hombre bueno.  Esto fue, no es y no será, por eso.

Y no tomo ninguna decisión... no me obligo porque no obedezco.  Mis silencios llegan solos, mis pensamientos en otras cosas empiezan a ocupar mediante su propia fuerza espacios y energías que sin consultarme se invertían en ideas y en escenarios, en formas y maneras.

Un día me despertaré a las 8 y te recordaré a las 10... son dos horas de diferencia.

Se siente tan distinto que aunque escribo para ti, no me preocupa que lo leas.

2 comentarios:

Liz dijo...

Uaauu!!! Q lindo

Adriana dijo...

me encanto... me gusta tu estilo...!