sábado, 17 de diciembre de 2011

El príncipe de las mareas

"Hay familias que viven toda su vida sin que les pase una sola cosa interesante, siempre he envidiado esas familias"

Familias que sobreviven juntas.  Siendo la vida tan frágil como es - no hay sino que ver cómo se muere la gente con solo caerse, por ejemplo - resulta sorprendente su resistencia a cosas mucho peores; causarían menos daño los maltratos si simplemente uno se muriera de eso.

Creo que la escena que más me gusta de esa película (estoy hablando de una película, la que lleva por título en español el mismo de esta entrada) es la que recuerda uno de los cumpleaños de los gemelos Tom y Savanah.  La mamá, Lila, está terminando la torta y poniendo las velas, mientras llama a su marido para que celebre con ellos y cante el feliz cumpleaños para los niños.  Él responde que no puede porque está viendo televisión y ella, brava, le apaga el aparato y le dice que tiene que participar de la celebración.  El marido la toma del brazo y la arroja al piso diciéndole que le vuelva a prender el televisor, a lo que ella responde que no.  Ahí empiezan a gritar los gemelos: Savanah le pide a la madre que no pelee con el papá y que mejor le vuelva a prender el televisor mientras Tom la agarra para que no intervenga.  En ese momento se ve a Luke, el hijo mayor, saliendo de la habitación en la que todos gritan.  La escena que sigue muestra como estalla el aparato con un tiro de escopeta mientras Luke, que ha vuelto cargando el arma, le dice a su papá "el televisor está dañado, hijueputa, ahora puedes ver como tus hijos soplan sus velas".

Luke, que es tal vez del hermano que menos se habla en la película, es mi personaje favorito.  Me hubiera gustado tener un hermano así.  Es la necesidad de un héroe para cada villano.  Él está muerto en el momento en el que transcurre la narración... muerto de eso, de héroe.  Tom es el verdadero sobreviviente, el que tenía más herramientas para administrar la disfuncionalidad de su familia, pero no es el héroe... es práctico y lo práctico consiste en hacer concesiones que pueden resultar más onerosas a veces que las grandes gestas del héroe.  Como por ejemplo seguir vivo cargando con todo lo que le ha pasado.  Savanah, que apenas si está viva, ha intentado suicidarse por lo menos 3 o 4 veces.  Las mejores herramientas que tiene Tom para lograr evadir con éxito el peso de la carga que lleva son el humor y el cinismo, pero de tanto hacerlo ya se ha vuelto un hombre casi patético.

La película me parece muy dura.  Lo que hace que uno se distraiga y no llore más son esas uñas eternas de Barbara Streisand que ella manipula con maestría intentando doblar lo menos posible las falanges.  Ella, que es quien dirige la película y que según cuentan es perfeccionista hasta la neurosis mete un texto que probablemente no estaba ahí, cuando Nick Nolte (Tom) le lanza un balón de fútbol americano: ¡mis uñas!  Si no se las iba a cortar debió darles algún parlamento.