jueves, 25 de febrero de 2016

Esto no es un manual de coqueteo para hombres modernos

Antes de empezar:

Tener en cuenta que si uno va a coquetear no hay que prepararse para el rechazo sino para el éxito.

Muchos tipos —¿y mujeres?— se acercan a otras personas pensando que no les van a parar bolas. Los problemas comienzan en ese momento y luego, cuando sí les paran bolas, empeoran. Muchos piensan "ella ni me determina", "ella no se va a fijar en mí", "no tengo chances de éxito". Me parece que eso solo consigue una cosa: coquetear con más torpeza. Hacer chistes incómodos. Que se autocompadezcan: "pobre de mí que no tengo acceso a ti". Hay que tomárselo en serio. "Todo lo que ocurre tiene probabilidad cero de pasar y sin embargo sucede", parafraseo a Alejandro Gaviria que no sé si cita a alguien más.

1. Saludar.

Hola y sonrisa. Tranquilidad, con eso no se corre ningún riesgo. Saludar como si fuera cualquier otra persona. Uno es probablemente, en este punto de la historia, cualquier persona. Saludar con amabilidad. No hacer nada exagerado, intentar que no se noten los nervios.

2. Usar su nombre.

A muchas mujeres no les gusta eso de muñeca, princesa, reina. Pero, independientemente de que nos guste o no, es más bonito y más íntimo usar los nombres. Eso nos acerca.

3. Interesarse.

Escuchar. Poner atención. Preguntar. Tal vez hablar menos de uno mismo y estar más atento a la otra persona. Si el sentimiento es mutuo probablemente eso haga que haya equilibrio. Una cosa que me parece importante es no forzar el humor, si no sucede, no sucede. No es cierto que nosotras querramos un tipo que nos haga reír a toda hora, es más cierto que un tipo que nos gusta nos hará reír casi sin darse cuenta.

4. Hablar con ella.

Con todas estas tecnologías modernas mucho coqueteo puede darse por mensajes de texto a través de muchos servicios y aplicaciones. Mejor llamar. "Quería saber cómo estabas, ¿bien? Me alegra". O buscarla. Cualquier excusa es buena. Si la excusa es mala es mejor. Si uno piensa "es mentira que tenía que venir aquí, este tipo lo que quería era verme", eso nos parece bonito. Sin temor a que nos demos cuenta. Con eso es más fácil saber si también le gusta a ella o no.

Si en este punto no le copian es probable que lo mejor sea construir una linda amistad y no insistir más. No hay que tomárselo mal. Las amigas también son un gran logro. Además quién quita, puede que después sí pase algo más.

Si le copian, seguir adelante. Este manual para aquí porque lo que sigue es inclasificable. Portarse querido. Tratar de revisar esas enseñanzas machistas que nos han entregado a todos y mandarlas para la mierda.

Dijo un amigo en el prólogo a esta entrada: "uno puede manejar rápido y bien, rápido y mal, despacio y bien y despacio y mal, y así es más o menos todo en la vida. Todo tiene un ritmo del que, si uno se aleja, se ve mal y al que, si se mantiene fiel, se ve bien". Hay que tratar de reconocer ese ritmo.

Cruces

Hoy una mujer en una moto se volteó decidida a mirarme y me pidió permiso para meterse a mi derecha. Después de que le dije que bien pudiera me hizo la seña con el dedo pulgar hacia arriba para indicarme que soy una bacanería y que gracias por dejarla meter.

Detrás de ella se metieron otros 17 motociclistas que seguramente también opinan que soy una bacanería pero no tuvieron tiempo sino para aprovechar el espacio que yo había cedido y no para hacerme la seña internacional de que soy una bacanería.

Desde hace años en los cruces siempre busco con insistencia la mirada de los otros conductores, hasta que me miran y yo les devuelvo una sonrisa inocente como si no los hubiera interrumpido, como si no los hubiera sacado de sus pensamientos para pedirles por favor que me dejen meter por delante suyo con una cara que les impida decirme que no.

Hoy me vi montada en una moto. Siempre tiene más mérito hacer esa jugada con casco, con gafas, en una moto y a pesar de tanta máscara que sean evidentes la dulzura, el encanto y la bacanería.