miércoles, 28 de septiembre de 2011

Como colgarse una cartera

Yo tenía 15 años.  Mi mamá estaba planchando:
- ¿Tú no te quieres casar?
- Yo no me quiero casar con nadie que no sepa si me gusta como hace el amor.
- Cuando hay amor eso funciona.
- No, si eso fuera siempre así no habría terapias sexuales para parejas.  Yo creo, mami, que lo mejor es que no esperes que yo tome ninguna decisión como las que todo el mundo toma.
Después, pasé otro montón de tiempo explicando eso mismo.  Buscando otras palabras para tratar de decir que no me gusta que me determinen el camino.  Porque la adolescencia es esa rebeldía sin sentido para justificar las bobadas que uno hace.  Porque la gente siempre espera que uno se adapte.
Ahí está pintada Ana María.
Aunque yo siga pensando igual, la situación externa de tener, por ejemplo, un marido es lo que la gente necesita verle a uno chilinguiado del cuello para pensar que ya lo convencieron.
Pero a los 37 ya no me quiero justificar.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Yo estoy con Manizales

Ayer estuve en una reunión con algunas de las personas que están realizando el trabajo de planeación estratégica para esta ciudad y que se llama "Estoy con Manizales".

Me parece un trabajo muy serio el que han realizado.  Desde hace dos años (2009), la Secretaria de Planeación Municipal de la época Luz Adriana Trujillo, recogió los resultados de un ejercicio previo de planeación, juntó a 30 personas de todos los sectores de la ciudad, de TODOS y, como dice Maria Leonor Velásquez, empezaron a conversar... a conversar seriamente, es decir, a escucharse y a decirse algunas verdades sobre la ciudad.

De ahí salió un análisis sobre lo que somos, que a mí me parece muy ajustado a la realidad: ahí dice que la ciudad ha tenido durante muchos años una visión de corto plazo, donde las acciones tienen un impacto mínimo sobre las condiciones de muchos manizaleños por lo que la ciudad se ha vuelto resignada porque aquí "no pasa nada, de nada y ni para qué intentar", esto ha resultado en una pobre mirada a la educación (y la cultura y el deporte) ya que estas son inversiones de largo plazo, que no generan muchos votos; es por eso que los gobernantes que hemos tenido privilegian la infraestructura, que es el punto sobre el que convergen políticos y contratistas y que últimamente define el panorama político de todas las ciudades.  Ese asunto de inequidad en la educación (es decir, que muchas personas no tienen acceso a esta o no concluyen sus estudios) es lo que se ha definido como una de las"trampas de la pobreza": un padre de familia que no terminó el colegio y que ahora se dedica a una labor poco calificada y mal remunerada no tiene los recursos suficientes para garantizar la educación de sus hijos, por lo tanto es altamente probable que sus hijos no terminen el colegio y así, generación tras generación; eso hace que haya una fragmentación social en la que cada uno debe velar por sus propios intereses porque para qué interesarse por lo colectivo si lo colectivo no le representa ningún provecho personal y se vuelve caldo de cultivo de la ilegalidad y la corrupción que, como nos informan los periódicos de los últimos días, tiene por el cuello al departamento y a la ciudad.   La economía cafetera, que nos enseñó que todo lo que se produce se vende, nos generó una aversión al riesgo que también ha afectado nuestra capacidad de innovación y nuestra creatividad.  Manizales no es una ciudad abierta al cambio que prefiere no explorar en el territorio de lo nuevo.  Estas cosas redundan en ausencia de buenas oportunidades laborales que sean bien remuneradas, lo que hace que mucha gente joven se vaya a otras ciudades a buscar trabajo y a lograr las metas que se proponen.

Por supuesto no hay que generalizar: están los que se quedan, los que quisieran volver, hay gente creativa, hay diversidad (por todas partes), hay gente que quiere que las cosas cambien, hay gente que piensa esta ciudad con alcance.  Hay con quién trabajar.  Tenemos también una cantidad de fortalezas: tenemos el paisaje cultural cafetero, experiencia exportadora y vocación industrial, tenemos una imagen de ciudad culta y educadora, somos reconocidos como una ciudad con buena calidad de vida y estamos llenos de buenas personas... esas nos tenemos que poner a trabajar.

Ese proceso, que es participativo, comenzó con este grupo de 30 personas, pero pretende involucrar todos los días a más gente e ir sumando voluntades que se comprometan con trabajar por un propósito común para la ciudad:

Visión Manizales 2032
En el 2032 Manizales es un territorio amable que se identifica por el bienestar de sus ciudadanos, que se piensa y se construye respetando las diferencias y se gobierna bajo principios éticos y democráticos.

Qué bueno una ciudad donde cualquiera quisiera vivir, cualquiera. La visión que cito tiene otro texto que transcribo a continuación y que dice cómo lo lograremos: ... resultado de un desarrollo sostenible con énfasis en la educación sobresaliente , la cultura, la participación ciudadana, la integración estratégica con la región, la innovación, el emprendimiento, el aprovechamiento de su riqueza natural y el reconocimiento de su patrimonio.

De este trabajo han salido varios Proyectos Estratégicos que Manizales tiene que realizar (acciones concretas) para ser en el 2032 una ciudad en la que cualquiera quisiera vivir:  lograr la sostenibilidad del plan (Manizales a largo plazo), educación con calidad como propósito fundamental, apuestas económicas y de inversión validadas frente a la oferta y la demanda, articulación del plan estratégico de ciudad con el plan de ordenamiento territorial y el plan de desarrollo, construcción de un hito urbano que sea símbolo de esta transformación, fortalecimiento de la cultura ciudadana y rescate de la familia como factor de protección, emprendimiento social, apuestas productivas, entre otras.

¿Por dónde se propone comenzar?  Por el tema que, tantas veces se ha concluido, es el factor principal del desarrollo: La Educación.

Por lo tanto, este grupo de personas nos convocan ahora a todos los manizaleños para que hagamos un referendo y votemos a finales de octubre el siguiente postulado: Yo me comprometo a hacer de la educación lo más importante en mi familia y mi ciudad y voto para que la calidad de la misma sea la prioridad en las acciones púbicas y privadas como motor del desarrollo equitativo en Manizales.

¿Qué opinan los candidatos a la Alcaldía sobre este tema? Hoy les pregunté.  Me preocupa que Manizales se movilice y pida con claridad que la educación sea una prioridad y que quien gane las elecciones no esté de acuerdo con las conclusiones o con este trabajo de planeación estratégica.  Este es un proceso sin colores partidistas, pero todos los candidatos han sido enterados de todo lo que les estoy contando.  Esto fue lo que contestaron:

Así que no pueden jugar con la esperanza de esta ciudad, todos lo dicen, se comprometen con el Plan Estratégico de Ciudad.  Aquí tienen que empezar a pasar cosas, porque como decían ayer en la reunión, para cambiar los resultados no basta con cambiar las acciones, hay que cambiar también la manera de ver los problemas.  Este es un problema de todos, todos nos tenemos que dejar tocar y todos tenemos que trabajar por este propósito común de ciudad.

Los invito para que sigan la cuenta en twitter de @EstoyconMzles, o el perfil que tienen en facebook o para que se registren en manizales2032.ning.com, a través de esas tres herramientas pueden participar por Internet, también para que vayan a los foros, para que le cuenten a otros, para que todos sepamos y participemos de la construcción de una ciudad que nos acoja, una ciudad que construyamos todos.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Ejecutivos

Cuando llegué a las 2 de la tarde encontré al dueño y gerente de la empresa en la que trabajaba en ese entonces gritando en uno de los corredores:
- ¿Ese es todo el aporte que Usted puede hacer? ¿Esa güevonada es todo su aporte? ¿Usted es Gerente de Mercadeo de esta empresa para decir güevonadas como esas?
Así siguió por 15 minutos, tomando aire, caminando desde la puerta de esa oficina hasta la suya, que quedaba muy cerca, como pensando "qué más le digo a este idiota" y cuando encontraba una nueva manera de decir lo mismo que ya había dicho, se devolvía como impulsado por haber encontrado un nuevo énfasis para la palabra "güevón", mientras un adulto de unos 45 años, profesor universitario, casado, con 3 hijos pequeños, lo escuchaba desde adentro de su oficina, de pie, detrás del escritorio, con la mirada puesta sobre algunos papeles, intentando parecer ocupado y no estar prestando mucha atención. Tal vez si lo hubiera mirado a la cara directamente mientras el otro lo insultaba no hubiera sido tan evidente que se sentía humillado.
Fue mi jefe hace 10 años durante 8 meses y esa fue la única vez que me pareció insensata su reacción.  Cuando pasaba por mi oficina al ver el permanente estado de desorden de mi escritorio me decía "no tienes por qué tener tantos papeles sobre el escritorio, papeles sobre el escritorio están esperando una decisión".  No lo volví a ver jamás, pero la imagen de ese día a través del vidrio de su oficina nunca se me olvidó.  La semana pasada Andrés se suicidó.

martes, 20 de septiembre de 2011

Mi manual de estilo en Twitter

Esta entrada corre el riesgo de sonar muy pedante y no se trata de eso... se trata de que todos tenemos algunas políticas de publicación en twitter que son absolutamente individuales y, en los casos que conozco, tácitas, aunque creo que ahí están y que todos tenemos algunas.  No es que uno se crea con alguna verdad revelada sobre qué cosas debe decir y sobre qué cosas es mejor no hablar, pero la fuerza del uso empieza a darle claridad a uno sobre los temas de los que habla o no habla, sobre las discusiones en las que participa o en las que no le interesa participar, en fin, uno tiene un filtro entre la cabeza y la boca o en este caso, entre la cabeza y los dedos... Estas son mis políticas, las mismas que irrespeto con frecuencia:

  • Procuro no hablar de temas en coyuntura y no hablar de nada que no conozca.
  • Procuro no burlarme de nadie gratuitamente.  Hay que hacer la excepción de las personas que son cercanas a uno y con quienes el tono de la relación es ese.
  • No hago tuits indirectazos, ni a quién correspondan, ni el que entendió entendió.  A no ser que no sean indirectazos y esté segura de que esa persona está esperando ese tuit, pero incluso así, me dan mucha pereza.
  • Procuro no entender los tuits indirectazos, aunque uno casi siempre los entiende.
  • Procuro no generalizar.
  • No respondo agresiones.  He recibido muy poquitas, pero tengo muy claro que una persona que lo agrede a uno por twitter lo que está buscando es que entre más bravo el toro, mejor la corrida.
  • Procuro contestar todas las menciones... cortesía básica. Igual con los DM's.
  • Procuro no atacar a ninguna persona o grupo de personas con mis tuits.
  • Procuro no coquetear en el TL o no hacerlo muy evidente.
  • Uso twitter como chat, aunque a tanta gente le moleste, a mí me gusta conversar.
  • No contesto coqueteos agresivos.
  • No doy consejos en el TL, ni me gusta que me los den si no los he pedido y no los voy a pedir.
  • No sigo gente agresiva.
  • No sigo gente radicalizada políticamente.
  • No sigo homofóbicos, ni racistas, ni católicos recalcitrantes, ni personas intolerantes con la diversidad.
  • No sigo celebridades a no ser que digan de verdad cosas que me parezcan a mí interesantes. Y a Alejandro Sanz porque mi hermana lo ama y estamos esperando que la salude.
  • No hablo de fisiología en twitter: ni que tengo que ir al baño, o que estoy tuiteando desde allá, o que tengo PSM... nada de eso, no me gusta.
  • Tampoco hago tuits con contenido sexual explícito, yo la mojigata. Me parecen super necesitados.
  • Procuro no sonar lambona ni condescendiente ni empalagosa.
  • No especulo, no hago tuits inventándome la muerte de nadie ni cosas por el estilo.
  • Esto va a sonar muy obvio, pero procuro ser honesta y no posar de nada.  Pero todos posamos de algo, es inevitable.  Tal vez yo procure posar de honesta.
  • Sé que no lo logro, pero procuro no ser agobiante... en serio.  En la bio debería poner que soy como Susanita y que tengo una incapacidad para incomunicarme.
  • No hago correcciones ortográficas en el TL de twitter. Hay muchos ya con esa labor.
  • No insulto a nadie por twitter.
  • Procuro ser clara con el lenguaje, para que no haya confusiones o malentendidos con el tono de los tuits.
  • Me gusta hablar con gente tranquila que no se tome muy en serio lo que uno está diciendo, que pueda entender que, sobre todo, me gusta estar ahí para pasar ratos entretenidos, con gente entretenida.  He dado con gente muy bacana.
  • Procuro no hablar sentando cátedra, en twitter hay un montón de gente y especialistas serios en todas las áreas.  Procuro hablar desde el respeto al conocimiento y a la ignorancia de los demás.
  • Procuro hablar partiendo de la base de que son muchas las cosas que ignoro, me parece una cautela necesaria.
  • Procuro no criticar a mi familia o a mis amigos en twitter.
  • Procuro no hablar de asuntos laborales serios.  Nada que pueda ocasionar que se me acabe la "contrata".
  • Procuro no personalizar los tuits ni hablar de nadie en concreto cuando voy a criticar algo.
  • Igual, cuando voy a hacer una crítica siempre pienso que yo también soy como las actitudes que critico.  Me mata pues la altura moral que no tengo, pero en serio, procuro hacer eso.
  • Procuro no darle importancia a twitter, pero evidentemente esta entrada demuestra que se la doy.
  • Y a veces hago todo lo contrario... 
Comparando a twitter con la vía pública, paso mis tuits por el siguiente filtro: ¿yo diría eso delante de cualquier desconocido en la calle?
A veces contesto que sí y no los pongo.
Y a veces contesto que no y los pongo.
Pero a veces sí le hago caso al filtro.
Que quede claro que diciendo lo que he dicho, no me comprometo a nada y todo lo contrario.

Desde hace mucho rato no me salen entradas como las que a mí me gusta hacer y creo que es porque este tema (del que me cuesta mucho hablar) me ha estado rondando desde cuando abrí twitter, como tratando de entender su dinámica, que no me parece tan sencilla, porque es la misma dinámica de las relaciones personales que es compleja.  Esta entrada es necesaria para salir del tema y ver si así puedo seguir hablando de cosas que me gusten más.

Para las personas que no tienen twitter, es decir, para mis papás:
Tuit: mensaje de 140 caracteres.
TL: Time Line, donde aparecen todos los tuits de todos.
DM: Mensaje directo entre dos personas solamente.

martes, 6 de septiembre de 2011

1985

En el 85 juré que el mundo se iba a acabar con una certeza de 11 años.  Las instituciones - con la toma al palacio de justicia - y la naturaleza - con la explosión del volcán nevado del Ruiz que sepultó Armero más el terremoto de México - me hacían pensar que no quedaríamos sobre este planeta ni los hombres ni los animales. Pero el planeta no se acabó, ni pasó nada. Y así seguimos a pesar de todos los desastres de los que es capaz la naturaleza, la nuestra incluida; este planeta parece ser capaz de encajar, procesar y seguir girando como si nada.
Ese año le perdí la fe al fin del mundo y ahora creo, con tristeza, que no me va a tocar, ni el fin del mundo ni el fin de nada de lo que contiene.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Roller Coaster

En esta ciudad casi desde cualquier parte puede ver uno aterrizar aviones y saber así si el aeropuerto está operando o no.  Ese día, desde la ventana del apartamento alto de mi abuela, como a las 2 de la tarde, supe que ese avión sí había aterrizado.  Presencias que enrarecen toda la ciudad.  Estas calles me parecen diminutas, no esconden bien a nadie, aquí todos nos podemos encontrar.  Y casi sucede, estuvimos a menos de 10 pasos.  Solo recuerdo una anticipación parecida: la que sentí cuando tenía 14 años y hacía fila durante más de 30 minutos para montarme en una montaña rusa impulsada por la valentía de otros sin poder decir que yo prefería un recorrido más tranquilo.  De eso, hoy, hace un año.  Todavía no me bajo.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Pasas del drama a la comedia...

No me sé bien los libretos, nunca me los aprendo completos.  Los leo intentando comprender la idea general y repitiendo para mí mismo: hablo yo, luego él, luego ella y luego otra vez yo; me paro aquí, miro hacia allá, señalo la calle imaginaria que pareciera quedar en donde solo hay pesas y cuerdas de la tramoya y repito los textos sobre las acciones, todas las noches durante un mes por lo regular, intentando entender al personaje que me toca representar; reacciono con base en los prejuicios que tengo sobre la persona es, ella o él y completo los espacios vacíos donde deben ir mis frases con algunos cambios en la intención o en las palabras.  Mis compañeros aprecian eso porque dicen que les da algo con qué trabajar.

Un día quisiera abandonar la escena, salirme del texto y decir algo que no esté incluido en el guion, obligar a mis compañeros de reparto a reaccionar con lo primero que se les ocurra mientras miran mi cara impávida que deja claro que voy firme en otra dirección, algo que tenga la dosis justa de ficción sobre la ficción... un matiz, un giro pequeño que nos obligue a la emoción.  Pensarán mis compañeros que el público no debe darse cuenta de que lo estamos arriesgando todo - como si fuera mucho - que no debemos dar la impresión de haber perdido el control, y juntos, como en una armonía que no existe, le daremos una vuelta a la historia y la llevaremos hacia otro lugar.  Pero nunca fui buen escritor, soy actor y regular.  Así que no arriesgo la trama, doy la impresión de ser un actor comprometido con el final, ese que ya todos conocen, tan repetido mil veces, tan estudiado, tan aceitado, que llegamos a él ya sin pensar... en las obras que represento el destino no cambia jamás.

Como en mi vida, tal cual.