miércoles, 18 de mayo de 2016

Sobre extrañar

Hay preguntas que no me quedan muy claras, no porque no tenga una respuesta, sino porque no sé a qué obedecen o en qué contexto se formulan o si es que las personas saben algo que yo no sé y estoy contestando un examen para el que no estudié.

Como la pregunta, "¿qué es lo que extrañas?".

¿A qué va esa pregunta cuando se hace en el contexto de una ruptura de cualquier tipo?, ¿vale la pena buscar exactamente qué es lo que uno extraña?, ¿para qué?

Uno extraña. Todo. Lo que sea, por poco o mucho. Uno ya tenía unos hábitos, unas rutinas, unas costumbres. Pero además uno extraña las cosas del otro, los chistes, las anotaciones, los gestos y el cariño. Uno extraña aunque no haya mucho para extrañar. Y extrañar lo conduce a buscar esas cosas en otro lugar, en otras personas y a no encontrarlas, tal vez porque no son lo suficientemente parecidas, o porque aparecen como desajustadas. Y entonces uno extraña un poquito más.

¿Y para qué responderse esa pregunta?, ¿acaso eso ayuda a no extrañar?, no creo. La conclusión es la misma: el tiempo acaba por diluir los recuerdos y uno comienza a extrañar con sordina y luego ya no extraña más. Y solo recuerda, sin que duela mucho. Y a esa sentencia se puede llegar sin preguntarse nada sobre los recuerdos o preguntándoselo todo, que solamente ayuda a extrañar más.

Pero hacen la pregunta, así que uno intenta contestar.

Extraño, sobre todo, la influencia positiva que tienes sobre mí y me asusta, más que nada, perderme un poco en el camino por no tener acceso a la perspectiva con la que tú ves la vida.

Eso es lo que más extraño.