sábado, 29 de mayo de 2010

La importancia de nadie y de nada

Iba a nacer pero mejor no y ahora nos hace inmensa falta aquel que llenaría ese espacio suyo que ahora nadie llena y que es tan imprescindible llenar.

Y si ese que llenaría ese espacio suyo tan necesario, iba a nacer pero mejor no... y si alguien dijo venir a llenar su espacio y como es evidente de acuerdo con la falta que no sentimos pero que sabemos que hace aquel que no nació, no lo logró, será que no valía tanto la pena llenar su espacio, que no es tan imprescindible que nazca ese que lo haría y que no nació, porque mirándolo bien qué importancia tiene hacer una labor que no se ha logrado hasta ahora porque no nació el que lo iba a hacer y el que dijo venir a eso no lo logró.

Nadie ni nada hace falta... ni siquiera el que no nació y lo que no hizo.  Y si no me creen, vean cómo estamos de bien sin él.



lunes, 24 de mayo de 2010

El vuelito...

Ayer en Bogotá fue Monserrate (muy lindo) y el Andino... el clima no dio para Usaquén.  Almorzamos en Santa Clara, uno de los restaurantes del cerro, delicioso!

A las 10:30 p.m. nos metimos al avión.  Todo empezó bien, sirvieron la comida pero cuando ya era momento de recoger "la loza" el clima no dejó.  de las 5 horas de vuelo 3 y media nos las pasamos como si fuéramos por carretera destapada.  Yo intenté mantener la calma para darle ánimo a Julia, pero a las 2 horas y media empecé a rezar "Dios te salve María, llena eres de gracia...", en silencio sin que ella se diera cuenta, pensando que tal vez una conversión a tiempo haría detener semejante juego de maracas del clima con el avión, y a las 4 horas decidí que yo también tenía permiso para preocuparme y tan duro como Julia me apretaba la mano yo se la amagullaba a ella.  Para colmo de males el avión "sonaba" todo, entonces este mecerse estuvo acompañado del desajuste del air bus, que, por ese motivo, más parecía un sprint modelo 89.

Es la primera vez que siento ganas de vomitar del susto.

Le consultamos a uno de los sobrecargo:

- ¿Esta turbulencia qué?
- Sí, está maluco, hay muy mal clima por esta zona
- Y, ¿Cuándo pasa?
- Cuando lleguemos a Buenos Aires

Mal zona Suramérica.  No habíamos caído en cuenta de que vinimos a darnos de frente contra el invierno.

Estamos que nos devolvemos por tierra.

Muy, muy miedoso... y a mi me gusta volar...

jueves, 13 de mayo de 2010

En el taxi

Generalmente me parece que los taxistas manejan bien, yo no les tengo esa bronca que les tiene la mayoría.  Para mi "bien" está muy relacionado con rapidito que los taxistas generalmente lo son, pero como toda regla tiene su excepción, ayer me tocó taxista runcho...

Y yo sé que los runchos también tienen derechos y entiendo que no tienen otra manera de aprender a manejar bien más que saliendo a la calle a hacer runchadas, pero ir de pasajero del runcho siempre es desesperantico...

Las manos a las diez y diez, no importa que el ángulo de la curva vaya por los 45 grados.  En ese momento, pero no antes, hace con el timón el mismo movimiento que se necesita para armar arepas y así logramos dar las curvas necesarias por la avenida que conduce hasta mi oficina.

Frenar no es elegante.  Frenar es un abrupto.  Arrancar en segunda en la falda que necesita primera.  El señor recibió el pase ayer y yo soy su primer cliente.  Tengo que tener paciencia, porque además qué otra cosa podría hacer... no le tengo la confianza que se necesita para intervenir y para él soy una aparecida; que tal que me diera por darle indicaciones... no, yo tan metida e impertinente no soy.  Me controlo, solo pido que no nos choquemos, aunque es improbable, los que van a ese paso generalmente no se chocan porque primero, son fácilmente detectables, lo que hace sencillo esquivarlos y segundo, esa cautela exagerada rinde sus frutos... los runchos se chocan contra la columna, contra un carro parqueado, contra el barranco, pero muy poco contra un carro en movimiento... si eso sucede es el choque de dos runchos.

Esta lloviendo cuando llegamos a la estación del ferrocarril que es donde queda mi oficina:

-  ¿Aquí nos dejan entrar?
- Sí
- Ah claro, trae carné
- Pues no, se me quedó, pero aquí me conocen

El señor se revienta de la risa y yo no sé qué chiste hice...

No solo es runcho... me río con él.  Es simpático.  No quiero que se vaya a sentir mal.

lunes, 10 de mayo de 2010

Tuve novio veterinario

Cualquiera que me conozca bien pensará que era una relación perfecta... yo amo los animales.  Todos.  Me parecen divinos.

Vivía en Medellín, tenía un sprint modelo 89 y andaba a las carreras.  Sobretodo si era de noche e iba por la autopista.  El freno del carro era una palanca casi desconocida para mi.  En esa época era más bien miedosito andar solo en el carro por la noche, así que yo hundía el pie en el acelerador, subía el volumen de la radio para sentirme mejor, bien chévere y tras! una vez pisé un perrito.

Iba para el cumpleaños de una amiga y allá llegué llorando y pensando que lo había matado, así que hice que la mamá de mi amiga se devolviera conmigo.  Encontramos a Firulais (así lo pusimos) cerquita de donde lo había atropellado... me tiré el cumpleaños de Juliana... se volvió reunión para buscar veterinario y atender a Firulais.

Llegó Plablo Andrés Agudelo.  Operó a Firulais y se cuadró conmigo.

Firulais se voló de la casa de mi amiga unos días después.  Creo haberlo visto canequiando por una de las lomas del poblado con un grupo de recicladores... él ahí con su cicatriz.  Bueno y sano lo devolvimos a la vida que seguramente prefería, la calle.

En cambio, la relación con el veterinario sí sobrevivió un poco más... lo que no sobrevivió fue el cariño hacia esa profesión... eso moduló...

Pablo Andrés era estudiante y, en los 7 meses que duró ese noviazgo, a mi me tocó estudiarme el capítulo completo de los diferentes soplos del corazón que podían sufrir los perros o cualquier otro animal doméstico... Entonces llegaba el viernes, Pablo me recogía en el centro, donde yo estaba haciendo mi práctica de 9 semestre y me tocaba mamarme, calladita porque si no interrumpía y en medio de unos trancones monumentales, un casete que él tenía con un estudio de percusión sobre los corazones de varios animalitos:

(voz en off) un soplo...
pm pfffffff
pm pfffffff
pm pfffffff

(voz en off) otro soplo
pffffffffff pm
pffffffffff pm
pffffffffff pm

(voz en off) este otro
pffffffffff pffffffff
pffffffffff pffffffff
pffffffffff pffffffff
este seguramente estaba fregado...

Las estupideces que uno hace cuando cree que está enamorado...

Un día obré de ayudante en una operación de orejas a un perrito cachorro.  Yo le alegaba a Pablo por esas mutilaciones y él me contestaba que "así es la raza", a lo que yo decía que la raza ya viene como es, con  las orejas y la cola largas, que no me creyera tan pendeja... Evidentemente él me creía más pendeja al ponerme de ayudante, y yo contundentemente estaba empendejada porque participaba...

Pablo no tenía pesa en el lugar en el que iba a realizar la cirugía, entonces el cálculo de la anestesia fue a ojo y yo resulté encargada de ver si al pobre perro le dolía o no para que el "Doctor" le pusiera más dosis de "dormidol".  El perrito medio chillaba, yo gritaba y Pablo intervenía con "dormidol"... lloré toda la cirugía, la sangre tiene un olor, la cauterización otro, la luz era bajita, las condiciones de asepsia escasas...

No era de extrañarse pues que esa relación no prosperara... demasiado para mi, que siento que pierdo un pedazo grande de mi dignidad cada que una jeringa me rompe el pellejito, que me desmayo cada que me sacan sangre... yo tenía que querer mucho a Pablo y ya ni me acuerdo...

Pero hoy es su día... me acuerdo que tuve novio veterinario...

jueves, 6 de mayo de 2010

Buenas intenciones

Tanto que me disgustan las buenas intenciones, y me parece que todo lo que escribo no es más que eso...