María Carolina y Raúl me invitaron a escribir mis motivos por el Sí. La verdad, tenía mucha pereza de hacerlo. La mayoría del tiempo quiero votar Sí y que cada quien vote como quiera. Además no sé cuántas columnas, estados, tuits y servilletas hemos leído con motivos por el Sí y por el No, una entrada de blog adicional no hace ninguna diferencia. Y además siento que tengo muchos motivos y no sabía cómo resumirlos, para no hacer algo demasiado largo o demasiado corto que finalmente no fuera claro.
Pero cuando Humberto de la Calle dijo, aquí en Manizales, que en el viejo Caldas es donde más fuerte está el No a pesar de que ya no tenemos guerra, y cuando dijo que eso obedecía a una lógica contraintuitiva, pero lógica al fin y al cabo, pensé que mi motivo más grande para votar Sí, es precisamente que vivo en esa Colombia del posconflicto.
Voy a votar Sí en el plebiscito porque quisiera que todo el país viviera algo como lo que pasa en Caldas y Manizales.
Caldas y Manizales no son perfectas. Tenemos muchos problemas, el más serio, desde mi punto de vista, la corrupción. Ahí hay un montón de asuntos pendientes que dan cuenta de eso: Aerocafé, el Cable a Yarumos, el Macroproyecto San José, etc. Y tenemos otros problemas sociales: inequidad, consumo de drogas, microtráfico, etc. Pero desde 2008, de acuerdo con lo que han dicho las autoridades, no hay guerra acá.
Eso no quiere decir que no haya rezagos de la guerra. Hay extorsiones, hay secuestros, hay pagos de vacunas, pero no como antes y no por grupos alzados en armas, lo que da la oportunidad de tratarlos como delincuencia común y procesarlos como delincuencia común.
Y de todas maneras, con todo lo que está pendiente, en Caldas y en Manizales vivimos en otro país.
Otro país que es Colombia después del conflicto. Otro país que pudiera ser Colombia después del conflicto. Un país que piensa en la corrupción, en el microtráfico, en la salud pública, en el campo y no en el frente 47 de las Farc comandado por alias Karina ni en los paramilitares comandados por Ramón Isaza.
Me gusta lo que pasa en el campo en Caldas. La Secretaría de Agricultura tiene un programa que se llama Origen Caldas para mercadear productos agrícolas con valor agregado, ya han hecho exportaciones conjuntas para mandar aguacate, chips de plátano y chocolate a otros países. Y el Comité de Cafeteros tiene programas de Cafés Especiales en varias partes del Departamento que son insumo para multinacionales como Nescafé. Sobre eso tengo dos convicciones que me parecen fundamentales: que puede hacerse porque aquí no hay conflicto armado y que eso es lo que hay que hacer.
Voy a votar Sí en el plebiscito porque aunque sé que los acuerdos no son perfectos, aunque estoy convencida de que no son la solución a nuestros problemas, sí creo que son el marco para darle oportunidad a otra cosa. Porque creo que tenemos que ensayar algo distinto para solucionar el mismo viejo problema.
Estoy convencida de que el reto es grande y que nada de lo que dice ahí será fácil de implementar, que quedarán saldos pendientes y que tal vez haya cosas que no logremos. Pero se trata de procesos, de cambios muy lentos a los que por lo menos hay que darles una oportunidad.
Sin embargo, creo que en Caldas, que vamos un poquito más adelante, hemos demostrado que sí se puede hacer. Lo que sea que haya pasado acá lo hemos hecho nosotros, gente de Colombia, colombianos. Los que se supone que no servimos para vivir en paz, los desesperanzados y cínicos que se supone que no podemos hacerlo mejor.
Sí podemos hacer un país mejor. Aquí lo hemos demostrado. Hay que empezar por creer que sí podemos, de lo contrario nunca va a ocurrir.
2 comentarios:
Yo también creo que el posconflicto lleva acá 8 años y que pese a todos los muchos males que hay, estamos mejor hoy que hace 8 años. Por eso comparto tu «Sí».
Me gusta mucho tu razón, Ana. Yo lo tenía idea de la situación de Caldas y Manizales, pero encuentro muy inteligente tu planteamiento: el acuerdo que se está firmando no garantiza una paz ideal, pero resuelve al menos una de las más preocupantes fuentes de violencia, las Farc; con esa parte resuelta, el país se puede ocupar en pensar soluciones para las otras fuentes. Encuentro esperanzador eso que cuentas que vive Manizales.
Gracias, Ana, por compartir.
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