miércoles, 6 de octubre de 2010

Pinches Tiranos

No es bueno nunca hacerse de enemigos
Que no estén a la altura del conflicto
Que piensan que se hacen una guerra
Y se hacen pis encima como chicos
Que rondan por siniestros ministerios
Haciendo la parodia del artista
Que todo lo que brilla en este mundo
Tan solo les da caspa y les da envidia.

Al lado del camino, Fito Paez

¿Qué sería de la vida sin los pinches tiranos?

Esas personas que parecen querer hacernos la vida imposible.  Que se dedican a atormentarnos la existencia porque no se aguantan la nuestra.

Hasta hace un año, tuve que lidiar durante uno y medio con tres personas que se amangualaron para ejercer en ese cargo.

Nunca pude decirles lo que pensaba de ellas.  Me tocó, en condición de mi posición, aguantar con silencio y siguiendo los caminos establecidos para ese tipo de problemas, todo lo que estas personas se atrevieron a decir de mi, a pesar de saber que no era cierto.  Tuve muchas reuniones en las que me tocó defenderme con altura y llanto (no sé como congenié ambas cosas, no sé si lo logré, creo que no del todo), los ataques bajos de estas personas.  Fue evidente para quienes ejercieron de jueces la dimensión de lo que estaba teniendo que afrontar y eso me salvó.  Su odio se expuso solo.  Su manera de mirarme y de no mirarme, aclaró cualquier duda que los demás pudieran tener sobre mi comportamiento.  Y por supuesto, también abogué a mi favor y tuve quién me defendiera.

Muchas veces me dije que tenía que escribirles o escribir sobre eso, para liberarlo, para salir del dolor de no poderles decir en su cara la traición que sentí de su parte, la deslealtad con la que me trataron y lo mentirosas que fueron.  La manera cómo odié que tomaran mis palabras para darles otro sentido.  Lo claro de sus intrigas y la evidencia de que ni para eso trabajaron bien.

Hoy estuve conversando con alguien que fue testigo de todo eso, me dijo: Todos necesitamos un pinche tirano, para no dormirnos, para seguir alerta.

Creo que no estoy preparada para ese tipo de personajes.  No quiero pintarme como la más buena, porque no lo soy, pero me cuesta mucho trabajo aceptar que me pueden rodear personas decididamente mal intencionadas.  Sé que es posible comprender su comportamiento con una dimensión amplia de su realidad.  Hice ese esfuerzo para poder continuar, para no odiarlas definitivamente.

Pero ni sabiendo que me tuvieron alerta durante todo el proceso, ni pensando en el aprendizaje de esa época, puedo terminar de agradecer su existencia.

Algo de lo lindo que habita en mi, de la niña de 5 años que le conversaba a cuanto peludo pasara por el frente de su casa, se ve seriamente afectado por estas personas.  Odio los golpes de realidad que me alejan de la esencia de mi infancia.

10 comentarios:

alvaron dijo...

Ana: A todos nos toca enfrentarnos en la vida con "nuestros tiranos(as). Lo importante es no pisarles el palito y salir adelante (limpio y puro-a-)Después te darás cuenta que todo pasa, uno sigue para adelante y los tiranos ni en el recuerdo....

Ana María Mesa Villegas dijo...

Espero que sí... esta semana soñé con eso. Creo que es porque me quedó faltando decirles lo que pienso directamente. Por eso escribo esto, a ver si las exorcizo del todo.

Isabel dijo...

En alguna ocasión un buen amigo me dijo que uno no podia cambiar su esencia por la presencia de estos tiranos en la vida, para mi no es facil hacer esto, sobre todo cuando los tiranos se salen con la suya. Pero algo si es cierto: es necesario dejar pasar ......

Ana María Mesa Villegas dijo...

Pero el caso es que uno crece y puede ser que la esencia permanezca, pero ella misma también se defiende... y se cierra, se encapsula. Creo que a eso se refiere el refrán ese que dice que "al perro no lo c$%&· dos veces". Es decir, uno se cuida de los demás y eso, aunque es válido, es triste.

Anónimo dijo...

La rana y el escorpión
Cuenta un relato popular africano que en las orillas del río Níger, vivía una rana muy generosa.
Cuando llegaba la época de las lluvias ella ayudaba a todos los animales que se encontraban en problemas ante la crecida del rio.

Cruzaba sobre su espalda a los ratones, e incluso a alguna nutritiva mosca a la que se le mojaban las alas impidiéndole volar. Pues su generosidad y nobleza no le permitían aprovecharse de ellas en circunstancias tan desiguales.

También vivía por allí un escorpión, que cierto día le suplicó a la rana: "Deseo atravesar el río, pero no estoy preparado para nadar. Por favor, hermana rana, llévame a la otra orilla sobre tu espalda".

La rana, que había aprendido mucho durante su larga vida llena de privaciones y desencantos, respondió enseguida: "¿Que te lleve sobre mi espalda? ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco lo suficiente para saber que si estoy cerca de tí, me inyectarás un veneno letal y moriré!"

El escorpión le replicó: "No digas estupideces. Ten por seguro que no te picaré. Porque si así lo hiciera, tú te hundirías en las aguas y yo, que no sé nadar, perecería ahogado."

La rana se negó al principio, pero la incuestionable lógica del escorpión fueron convenciéndola... y finalmente aceptó. Lo cargó sobre su resbaladiza espalda, donde él se agarró, y comenzaron la travesía del río Níger.

Todo iba bien. La rana nadaba con soltura a pesar de sostener sobre su espalda al escorpión. Poco a poco fue perdiendo el miedo a aquel animal que llevaba sobre su espalda.

Llegaron a mitad del río. Atrás había quedado una orilla. Frente a ellos se divisaba la orilla a la que debían llegar. La rana, hábilmente sorteó un remolino...

Fue aquí, y de repente, cuando el escorpión picó a la rana. Ella sintió un dolor agudo y percibió cómo el veneno se extendía por todo su cuerpo. Comenzaron a fallarle las fuerzas y su vista se nubló. Mientras se ahogaba, le quedaron fuerzas para gritarle al escorpión:

"¡Lo sabía!. Pero... ¿Por qué lo has hecho?"

El escorpión respondió: "No puedo evitarlo. Es mi naturaleza".

Y juntos desaparecieron en medio del remolino mientras se ahogaban en las profundas aguas del río Níger.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

¿Cual es la gente "escorpión"?


Aquella gente que se le pasa hablando mal de los demás
Aquella gente que está pensando como destruir la vida de los otros.
Aquella gente a la que no te puedes acercar porque sabes que invariablemente recibirás una mala palabra, una mala acción, un desplante o un desprecio.
¿Cual es la gente "rana"?


Aquella gente que ayuda a los demás.
Aquella gente en la que puedes confiar.
Aquella gente a la que invariablemente buscas porque deja una huella positiva en tí, ya sea una huella de cariño, amistad, lealtad, bondad, solidaridad.
¿Que tipo de gente eres?

Porque los escorpiones terminarán siempre sólos, o rodeados de escorpiones o de otros animales rastreros y ponzoñosos.

Las ranas podrán encontrarse con escorpiones, pero también con otras ranas, y cuando las ranas se encuentran, existe la felicidad.

Aléjate de la gente ponzoñosa cuya "naturaleza" es estar escupiendo veneno y cuyas malas intenciones te pueden afectar, e incluso, no te dejarán vivir.

Y algo muy importante: Los animales en la vida real no pueden decidir, por lo que actuan conforme a lo que su naturaleza les dicta. Pero nosotros los humanos tenemos libertad, y con esa libertad podemos decidir la moral con la que actuamos. Cada quien decide si se rige por la moral de la rana o por la moral del escorpíon; tú puedes escoger en que te conviertes y como terminará tu vida.

Richitelli dijo...

Yo si creo un poco en la existencia de la tiranía, sé que está dentro de mí y que puedo ejercerla con facilidad, incluso con gusto. No lo quiero hacer.

Prefiero ejercer la paciencia y el diálogo, prefiero la docilidad a la venganza. Sin embargo, creo que la función de cada tirano en el mundo es ser los cinceles que esculpan nuestra personalidad. Un cincel no puede ser tierno ni amoroso, sólo puede cincelar.

Ana María Mesa Villegas dijo...

Sí, por eso... eso para forjarle el carácter a uno la gente puede hacerlo con buenas intenciones o con malas intenciones... ninguna de las dos opciones me gusta. Pero termina uno con el carácter forjado de todas formas.

Ana María Mesa Villegas dijo...

Gracias Anónimo por el cuento de la rana y el escorpión...

taranto dijo...

Vecinita (confianzudo, ¿no?) ANA:

A enredos similares me han sometido.
Y la historia, ¿con justicia nos absolverá?
Lamentablemente, la ley bípeda condena hacer homenajes en vida.
Pues atenta contra la norma que instaura que el OLVIDO es señal de franca humanidad.
Entonces, vecinita MÍA (atrevido, ¿no?), nunca nos titularán: de corazones éticos, de gozones circunstanfláuticos, ni de risueños veloces.
Sostengo: “SOMOS IMPERFECTOS DE FÁBRICA”… ¡qué pena con los SIMIOS! (me pongo colorado).
"Permiso me desahogo" y "Chipreviejo" somos de la casta de los que nacimos en un siglo equivocado.
Pero, para este proyecto Planeta Agua, llegará el fin de la emisión.
Pues, el Sol se fundirá, tiene las horas contadas: ¡es marca Philips!
Aunque, te pongo al tanto, y guárdalo como secreto (tú que nunca navegas en el cíber, ni estás en Redes, ni sales a la tarima, ni tertulias con nadie, ni tienes móvil):
El alcalde Llanos, anda como loco construyendo en Manizales paraderos en lugares inútiles e insospechados, y para serruchar contratos seguirá extendiéndolos por todo el Globo, y hará un PARADERITO muy salidito del Eje Terráqueo, para extraditar QUIJOTES SOÑADORES... despegaremos en BUSETA Socobuses para otro mundo.
El cuento es que antes de fin de año, la Tierra parará su gravitar por unos tantos segundos, y al condenado lo tirarán de culos al PARADERITO.
¡Pilas, pues, que yo le guardo puesto”.
Abrazos, multiplicados a la ene.

Anónimo dijo...

Anita: Al árbol que da frutos, le tiran piedra... fué Cochise Rodríguez quien dijo que "en Colombia, de lo que más se muere la gente, es de envidia"