Para poder. Esos son los escenarios de los cambios fundamentales. Ahí es donde podemos hacer acuerdos y encontrar vías para hacer mejor nuestra convivencia. Para eso nace la política. Para acordar sobre lo fundamental.
Entonces yo expongo mi punto de vista, el otro expone el suyo. Yo soy capaz de oír al otro y el otro es capaz de oírme a mí. En lo que estamos de acuerdo y en lo que no nos encontramos. Y además somos capaces ambos de armonizar nuestros disímiles puntos de vista y encontrar una tercera vía que nos sirva a ambos... donde ambos ganemos y al ceder no perdamos tanto. Esto multiplicado por n... porque somos n los que tenemos que ponernos de acuerdo.
Y así, nacerá una política que tenga como fin el bien general. Somos generosos, desinteresados, estamos trabajando por encontrar la mejor manera de convivir como seres humanos, haciendo un uso racional de los recursos que tenemos y aplicando sobre ellos políticas que nacen en ese útero cálido de las relaciones que construimos con confianza en el otro.
Esas decisiones pueden no ser las mejores para algunos pocos, pero serán lo mejor para la gran mayoría, así que algunos pocos comprenden que deben ceder algo de lo que les interesa en bien de la gran mayoría y lo hacen con gusto... saben que en el largo plazo, que todos estemos lo mejor que podamos estar, será mejor a que algunos estén divinamente y la gran mayoría muy mal. Saben que las injusticias son el germen de la violencia. Y lógicamente no les interesa la violencia... ni las injusticias. Que es distinto a igualdad, ojo... y todos comprendemos que igualdad es a todos lo mismo y justicia es a cada uno en su medida... todos sabemos eso.
Así, los que han alcanzado menos, por lo menos tienen asegurado unos básicos que los que han alcanzado más se preocupan por proveer, para que haya dignidad para todos, que esa sí debe ser equitativa. Así que las semillas de violencia y de la maldad, que claro, no desaparecerán, porque están insertadas en nuestros genes, podrán ser controladas más fácil que si no se actúa de esta manera. No faltarán los violentos y los malvados, pero hemos acordado políticas para manejarlos y la justicia en este caso también opera guiada por hombres buenos y justos, que saben dar a cada uno en su medida. Si alguien roba para comer, es distinto que si alguien roba para comprar el último caballo de exportación.
Así, logramos muy buenos indicadores, sobretodo de humanidad. Y los otros, asociados a eso, también se comportan bien. Productividad, crecimiento económico, empleo y con lógica felicidad, interpretada como la satisfacción de la gente con la vida que lleva.
Solo falla una cosita... nosotros, todos, nuestra generosidad, nuestros intereses y desintereses, nuestra agenda individual, la capacidad de oír al otro, nuestra creatividad para encontrar terceras vías, la confianza que nos tenemos. ¿Será que no somos de fiar?
Creo que no. Creo honestamente que los hombres en masa no son de fiar. Tengo gente muy cercana que adoro, criada como yo, que han dicho cosas como "si las cosas están bien para ti, así como están, por qué quieres que cambien?" y la respuesta "porque no están bien para los demás" no genera un "ahhhh!!! Claro!"... sino una cara de incomprensión que hace eco en la mía...
No tengo fe en los hombres y menos en masa, soy una desesperanzada de que esto que llamamos mundo tenga buen fin. Creo que antes de que se apague el sol, nosotros ya habremos agotado esta relación que tenemos que tener entre todos y con nuestros recursos.
Entonces para qué la política? Ni siquiera he querido acercarme a ella, ni a lo que cobija. Me parece todo tan triste y yo soy tan sensible... si así lloro, más cerquita ni se diga.
Pero reconozco también que algo hay que hacer... creo que puedo dejar a un lado mis intereses, creo que puedo oír al otro, creo que soy creativa y puedo encontrar terceras vías... creo que puedo intentarlo... ¿seré muy inocente y cándida? sí, pero no boba... y creo que eso no va tan mal con como deben ser las cosas, que no con como son...
Así que me acercaré... ya veremos hasta donde.