Este texto me lo pidieron en la U. Es sobre uno de mis jefes. Puede sonar a lambetazo horroroso, pero lo cierto es que Don Hernán ni visita mi blog ni sabrá que fui yo la que escribió esto. Como además estoy convencida de lo que digo ahí y me gustó como me quedó lo publico acá para no perderlo.
Don Hernán Arango Uribe no es
solamente uno de los fundadores de la Universidad Autónoma de Manizales y uno
de los hombres de negocios más importantes que ha tenido la ciudad. Es y será siempre un visionario y un
emprendedor de todas las buenas ideas; un hombre que sabe que los éxitos están
escondidos detrás de los detalles.
Por eso se le ve recorrer la Universidad preocupado porque la
información de las carteleras todavía sea oportuna y no se hayan quedado allí
colgados afiches de hace tres semestres; preocupado también por las matas de
las que dice “nos hablan para pedirnos abono, que les mejoremos el sustrato”, y
de la misma manera preocupado por lo que se hace o no se hace con la basura:
“barran y boten basura, que yo le tengo oficio a todo lo que a Ustedes les
sobra” le hemos oído decir muchas veces.
Un hombre recio y tierno al mismo tiempo, un apasionado de hacer las
cosas bien hechas, de ponerle empeño y entusiasmo a todas las obras que engrandecen
las virtudes humanas. Es una
persona ejemplar que, después de haber hecho todo lo que le correspondía hacer
de acuerdo con su formación paisa – trabajar, casarse, educar a sus hijos y
consentir a sus nietos – todavía tiene tiempo y ganas para seguir proponiendo
ideas que parecen salidas de la cabeza de un hombre mucho más joven: ideas
grandes, de gente que piensa sin egoísmos en el beneficio de todos… el
beneficio de una ciudad que ha hecho suya hasta el punto de ser hincha del
equipo local desde antes de que ganara Copa Libertadores de América y cuando
los equipos de su natal Medellín ya acumulaban muchos triunfos; una ciudad a la
que le ha aportado toda la fuerza y la energía vital de su trabajo. Manizales tiene con Don Hernán una
deuda. Hoy, tenemos la fortuna de
escucharlo hablar en esta, graduados, su Última Cátedra.
4 comentarios:
¡Qué homenaje tan bonito!
Saludos.
: ) Saludos. Gracias por comentar.
Buenos días. Yo tuve la fortuna de trabajar con Don Hernán hace muchísimos años y siempre fue mi maestro y casi que mi mentor. A ese señor, el corazón no le cabe en el pecho. Siempre nos enseñó con la práctica y con el ejemplo. Nos pagó salarios justos y nos compartió muchas cosas valiosas de su vida. Es uno de esos seres, como a un buen árbol, Que se le recogerán semillas y cosechas por muchos años. Es el prototipo del buen comerciante: honesto, serio y respetuoso de sus colegas. siempre estuvo ahí con nosotros, enseñándonos, corrigiendo el rumbo y sobre todo, confiando y respetando nuestro criterio.
Hoy en día, en mi oficio de Asegurador en la ciudad de Pereira, llevo en mi corazón las enseñanzas de este gran Señor y en mi alma un respetuoso y sincero amor por él. Que Dios lo tenga mucho as años más entre nosotros.
Atte,
Jaime Humberto Correa Mejía
Buenos días. Yo tuve la fortuna de trabajar con Don Hernán hace muchísimos años y siempre fue mi maestro y casi que mi mentor. A ese señor, el corazón no le cabe en el pecho. Siempre nos enseñó con la práctica y con el ejemplo. Nos pagó salarios justos y nos compartió muchas cosas valiosas de su vida. Es uno de esos seres, como a un buen árbol, Que se le recogerán semillas y cosechas por muchos años. Es el prototipo del buen comerciante: honesto, serio y respetuoso de sus colegas. siempre estuvo ahí con nosotros, enseñándonos, corrigiendo el rumbo y sobre todo, confiando y respetando nuestro criterio.
Hoy en día, en mi oficio de Asegurador en la ciudad de Pereira, llevo en mi corazón las enseñanzas de este gran Señor y en mi alma un respetuoso y sincero amor por él. Que Dios lo tenga mucho as años más entre nosotros.
Atte,
Jaime Humberto Correa Mejía
Publicar un comentario