lunes, 25 de abril de 2011

Alba

Lo que sigue es un comentario que hice en este este blog, pero que me gustó para entrada del mío, con el perdón del dueño del blog.

Mi abuelita no tiene nostalgia, que es como decir que no tiene una bata rosada. Ella vive el presente solamente y un futuro que se le revela inconexamente cada media hora. Nunca, aunque lo he intentado, me ha contado una historia completa del pasado. No habla de mi abuelo (que sí tenía mil historias), ni habla de su mamá, ni de su papá, a no ser que sean los juicios repetidos que no hacía tanto ella, como sus hijos: que mamá Camila era loca, que papá Bernardo era muy bravo, que mamá Rosa prefirió siempre a Gloria y cosas así fraccionadas. Pero ni una historia para argumentarlas. No le he oído tampoco su historia; ella es el almuerzo que sucederá dentro de 5 minutos, la costura que tuvo que desbaratar porque se equivocó en dos puntadas, las llamadas de los nietos que viven lejos y las visitas de los familiares que estamos acá. Ahora está senil, pero ella es así desde hace tiempo.
Mi hermana y yo vamos los viernes a almorzar allá

- Mijita, ustedes hacen vigilia.
- No, abuelita.
- Ah, les va a tocar porque aquí sí hacemos vigilia.
La misma conversación todos los viernes desde que empezó esta última cuaresma.

Mi abuela vive en otrotiempo, sola.

12 comentarios:

vlachosilva dijo...

Una historia olvidada detrás de otra. El presente es una excusa para escapar de lo que se quedó atrás. Disfruta cada vez la misma conversación como si fuera la primera. Ese presente que se repite es como llenas de vida una vida que se desocupa. Yo no lo hice y ya no hay historias que se repitan una y otra y otra vez, porque ya no hay voz que las cuente.

Unknown dijo...

A los 95 años mi abuelito Pastor olvidó que mi mamá era su nieta. Simplemente recordaba que era la esposa de Raúl Naranjo, mi papá, y por ende la nuera de Vicente Naranjo, mi abuelo. Tanto mi abuelo Pastor como mi abuelo Vicente eran carniceros y decía don Pastor que Vicente Naranjo le debía 100 pesos de unos novillos que le había vendido no sé cuántas décadas atrás. Cuando un día, desesperada de la joda de su propio abuelo, mi mamá decidió pagarle la deuda con un billete de 100 pesos mi abuelo pastor quedó desconcertado. Se murió ese mismo año, un 26 de diciembre.

Anónimo dijo...

No conocí a mi abuelo paterno. Nació en 1870. Ambos abuelos murieron en los 50's. Pero las historias que llegaron a mí por mi padre y sus hermanos...

Unknown dijo...

Mi abuelita paterna en cambio es un libro de fantasías infinito...
Cuando viajaba a visitarla a Boyacá y estaba "como para darle cuerda" me contaba sobre sus tías que la criaron y que ella llamaba Mamá Emilita y Mamá Herlindita. Su mamá había fallecido joven y ella 75 años después les seguía diciendo así a sus mamás de crianza, siempre en diminutivo: Mamá Emilita y Mamá Herlindita, además con un respeto solemne! Le gustaba contarme sobre las historias de grandes haciendas que ellas poseían, y hasta una historia fantasmal donde una especie de caballo con cara de lechuza se posó sobre el techo de la hacienda y una de ellas perdió una fortuna y mas de media hacienda en brujos para exorcizar la finca y buscando tesoros. Sus recuerdos vívidos los contaba con tal detalle que yo pienso en las tías abuelas y puedo hasta verlas en persona! Desde que vivo en México no la visito, hoy a sus 85 años la extraño y le pido a Dios que me permita visitarla de nuevo y sacarle jugo a sus historias o a sus desayunos de huevo frito, sandwich de jamón con queso de campo, papitas fritas, chocolate caliente con queso y dulce de moras o papayuela hechos por ella misma...
Mi abuelita materna es otra maravilla en las historias...me contaba de mi abuelito carpintero que se dejaba timar por medio mundo mientras hacía, torneaba y tallaba los mejores muebles de la región. Los púlpitos de Tibasosa y de muchas iglesias en Boyacá fueron tallados por mi abuelito y mi abuelita me llegó a confesar algún desliz del abuelo...Extraño esas historias también, donde se podía sentir cada carencia por la que pasó y por todo lo que vivió luego de haberse fugado a los 15 años con mi abuelito y quedó desheredada!!Que nostalgia tan berraca...

¨ce_ dijo...

Las abuelas son un mundo de otro tiempo. Yo conocí a mis dos abuelas. Las dos se llamaban Rosa.

Patito dijo...

Mi abuelito está con alzheimer poco a poco olvida. No reconoce a mi papá (su hijo) y siempre está preguntando "¿quién es ese?" Es triste la vejez.

alvaron dijo...

Los abuelos son la única conexión que nos queda con las historias de los ancestros (abuelos, tatarabuelos, etc.) El día que se van, esa conexión se pierde y no queda a quién preguntarle por dichas historias. Hay que hablar con ellos mientras están acá, además es una manera de hacerlos sentir importantes!

Ana María Mesa Villegas dijo...

Los abuelitos de todos son los primeros viejos cercanos a los que vemos deteriorarse si es que llegan a viejos. Luego siguen los papás...

Me parece como un buen orden, porque el deterioro de los papás da más duro. Cuando mi mamá ya creía haber salido de los hijos, ahora parece con otra.

A mí me tocaron mis cuatro abuelos: Luis y Myriam y León y Alba y a los cuatro los recuerdo desde que estaban muy sanos, ahora solo queda Alba. Mi abuelito León nos construyó una casa de muñecas él solo (bueno, con la ayuda del mayordomo), con luz y agua, con cimientos y con una pita que le servía de nivel y no se graduó ni de bachillerato.

Gracias a todos por sus comentarios. : )

Ricardo Bada dijo...

Hay gente que se pasa la vida citando a Shakespeare, Borges y Mark Twain. Yo me la paso citando a mi abuela Remedios, que era una sabia, y cuyos dichos son todos inolvidables. Entretanto ya es una vieja conocida de mis lectores, que se ríen como yo con las salidas que se le ocurrían. Sólo un botón de muestra : Si alguien soltaba en su presencia ese resignado lugar común del "Así es la vida", mi abuela apostillaba sin solución de continuidad: "Y al que más se promete, más pronto se olvida". Vale.

Ana María Mesa Villegas dijo...

Pastor, Vicente, Rosa y Rosa, Remedios... me gustan los nombres de sus abuelos.

Eso de las citas, Ricardo. Eras tú el que decía hace unos días que tanta gente que escribe citando a tantos que no dicen nada que sea aporte suyo... yo cito muy poquito porque todo se me olvida, por ejemplo, no me acuerdo dónde leí eso, pero sé que no fui yo quien lo dijo. Voy para senil en un ya. Dentro de poquito empiezo a repetir entradas de blog y doy para que alguien escriba una que se llame "Ana" y trate sobre mi otrotiempo.

Ratushka dijo...

La abuela que me quedaba murió hace poco y la entrada que escribí mientras pasaba todo eso(en mi propia casa), ya la conoces...pensaba poner acá el link pero me arrepentí jajaja últimamente estoy así...como que sí..pero no...
y nada que volvemos a concretar pa tomarnos un café...una de estas tardes tan frías y tan buenas. Espero la señal.

Ana María Mesa Villegas dijo...

Yo lo pongo porque esa entrada me encanta y si alguien llega hasta aquí, que llegue hasta allá:

http://ratushka.blogspot.com/2011/04/sana-que-sana.html

Abrazo por lo de tu abuela. Este fin de semana me paso y la semana entrante te hago la seña.