jueves, 7 de junio de 2012

Carta a mi hermana (1996)

En el 96, muchos años después de haber dejado de escribirle acrósticos a mi hermana en los que le pedía que por favor se alimentara para que no se desnutriera y un año después de que la vida me revolcó, le escribí a ella una carta formal que mi mamá guardó todos estos años y que es un "documento" que a mí me parece muy chistoso por el tono todo empeliculado con la vida y con esas certezas que tiene uno a los 21 años.  Reproduzco la parte que más vergüenza me da, que va después de una breve actualización sobre mi vida, que incluía un corte de pelo que recuerdo que sí me hice y una búsqueda de apartaestudio que no se concretó.  Ahí va:

"Te cuento que últimamente he tenido muchos problemas con mis amigos de este semestre porque somos muy intolerantes y muy bravos todos.  En este momento la cosa está como regular tres cuartos pero vamos a ver si se compone; de todas maneras yo mis problemas con la gente ya los solucioné y trato de arreglar los de los otros pero tampoco soy superman.  A mí eso me duele mucho porque tu sabes como soy yo de boba y como trato de que todos se amen como yo los amo pero maravillas y otros milagros sí no realizo fuera de horario de oficina; tenemos muchos defectos, somos orgullosos, rencorosos, intolerantes, ofuscados y hablamos feo, pero yo creo que de todas maneras nos queremos.  En fin, somos humanos.

Te dejo para que pienses esta frase que me dijo Clau, porque estábamos hablando de las burradas en general que a veces comentemos los seres humanos:

"Definitivamente... nosotros somos animales y nos creemos gente"

Si uno la analiza bien es muy cierta y muy triste.  ¿Qué tendremos que hacer para volvernos más civilizados?, unos piensan que Dios es la solución, otros que la guerra, yo pienso que hay que buscar adentro de cada uno y sacar todo el amor que se pueda sin importar que tan distintos seamos.  Ahí se resume todo, no vale religión, país, color, sexo, pendejadas.  Solo el amor; esa es la perfección y hay que tratar de ser perfectos.  Tal vez sea muy difícil pero no imposible, podemos seguir teniendo defectos pero si amamos a los demás definitivamente somos más civilizados, porque amar implica respetar ante todo, aunque no haya mucho que admirar de una persona y nos parezca bobo, tenemos que tratar de amarlo y respetarlo y no meternos en lo que no nos importa, pero para esto todos tendríamos que pensar así y desafortunadamente hay gente que cree que puede intervenir en la vida de otros activamente como Estados Unidos y no respetan, es decir, uno puede dar consejo cuando se lo pidan pero uno no puede cambiar a los demás.

También hay otra cosa que es importantísima, tal vez más, antes que amar a los demás.  Uno tiene que amarse a uno mismo y no atentar contra su salud ni su espíritu para poder dar amor a los demás este es el principio de todo.  Alguien que se quiere harto y está contento consigo mismo no tiene por qué cogerla contra los demás.

Ojalá todos fuéramos capaces de ser un poquito así y acompañar todo esto de buen humor, chistes, risas, fiestas, trabajo del bueno, gente, frescura y etc., etc., etc., todas esas cosas que hacen que la vida no sea monótona y así:

¡EL MUNDO SERÍA UNA RUMBA TOTAL!

Viviríamos delicioso y habría que acabar con el dinero, el poder, las clases sociales y esas porquerías que dividen a las personas en grupos, fronteras, religiones (todas), idiomas, dogmas, paradigmas, verdades absolutas y que la única verdad fuera que todo depende, que no existe ninguna verdad, que cada uno vive con su propia verdad y que no trata de imponérsela a nadie.

Qué dicha que todos fuéramos perfectos, pero como no es así, tocará seguir manejando las cotidianidades absurdas que nos hacen dar iras y que nos hacen también ser malas personas y madurar y al madurar dejarnos llevar por la corriente y por lo que se supone que es normal y socialmente aceptado, perdiendo las cosas más chéveres de la inocencia como la intrascendencia, la frescura y la facilidad para aceptar a las personas.

Tal vez por eso yo soy todavía muy inmadura, porque no quiero seguir con la corriente, pero cada día que pasa me monto más en este rollo y me bajo del idealismo y de la nube en la que vivo y me doy más cuenta de que la gente no es perfecta ni todos están interesados en amar a todos, ni siquiera en apreciar a todos, cada uno busca lo personal y ya nadie lucha por el conjunto y los que queríamos ser así nos cansamos de ser los únicos en tratar y tratar y ver que mientras se sufre por los demás, los demás ni cuenta se dan y todos tenemos un poquito de eso, tampoco soy Sor Juana Inés de la Cruz, ni me gustaría.

En fin, yo solo quiero ver a todo el mundo contento y me puse como trascendental, esa es mi lucha, entre el odio y el amor, la realidad y la fantasía.

Chao, T.A.
Anita, la hermanita que más te ama en el mundo entero, muérete después que yo".

11 comentarios:

milserifas dijo...

Muy bonita la carta. También chistosa. ¡Y que todos seamos felices!

Ana María Mesa Villegas dijo...

Tú eres muy indulgente. ¡Vuelve!

ensergio dijo...

Amé la carta.

Ana María Mesa Villegas dijo...

; ) Gracias, Ensergio.

Daniel Andrés dijo...

¡Es muy tú! Si me hubiera tocado leerla sin autor, habría dicho que era una carta de Ana María Mesa, escrita quizás mientras estaba en el colegio.

Es que, aunque escribas hoy un poco distinto, son tus mismas ideas, tu mismo sentido del humor. : )

Ana María Mesa Villegas dijo...

Jajajaja sí, son las mismas ideas, pero todas convencidas, todas confiadas y casi sin autocrítica, me parece a mí. Pero sí, como lo mismo. Gracias, Dani, por leer.

Mónica Palacios dijo...

Ana, pero la tenías clara desde tan pronto. Yo en el 96 andaba apenas resolviendo qué hacer con el resto de mi vida, y seguramente me emborrachaba mientras lo resolvía. Es más, todavía no tengo esa claridad para pensar en que la solución es el amor.

Qué maravilla las mamás que guardan esas cosas tanto tiempo. Mi mamá también tenía un cajón con tooodas las cosas que dejé en su casa. Hace por ahí dos años apenas boté diarios de adolescencia, fotos de exnovios, promesas de amigas para siempre con compañeritas del colegio que jamás volví a ver.
En fin, extensiones de la memoria, de cuando éramos otros.

Ana María Mesa Villegas dijo...

No, Moni, yo tampoco tengo esa certeza ahora y puede ser que en el 96 estuviera más acertada de lo que ahora me parece fácil creer. De pronto tenía razón, pero uno se vuelve como cínico con los años y además se llena de dudas.

Sí, le dan ganas a uno de no volver a botar nada. Los acrósticos a mi hermanita y a mis papás son hermosos. Por allá, cuando mis papás cumplieron 13 años de casados, hicimos uno y nos enredamos con esa eñe. Lo resolvimos con un "ñunca pensé que llegarían a 13 años", creo que leer es con mis papás hace unos días es de los planes más entretenidos que hemos hecho los 4 juntos.

Éramos otros, claro...

Julia dijo...

Hermosa mi hermanita!!
Me encanta haber sido la escogida para recibir ese mensaje tan trascendental que develaba el cuit de todos los asuntos. Como si me hubiera tocado a mi el santo grial o la piedra filosofal.

A mi el amor por esta humanidad me cuesta, el que si me sale muy clarito es el amor por ti!!!

Julia dijo...

Hermosa mi hermanita!!
Me encanta haber sido la escogida para recibir ese mensaje tan trascendental que develaba el cuit de todos los asuntos. Como si me hubiera tocado a mi el santo grial o la piedra filosofal.

A mi el amor por esta humanidad me cuesta, el que si me sale muy clarito es el amor por ti!!!

Ana María Mesa Villegas dijo...

A nadie más hubiera yo podido mandarle mis hallazgos sobre el mundo más que a ti, para facilitártelo todo.