No me definas, no me digas quién crees que soy, no me llenes de ideas sobre la idea de mí. Y yo no te digo lo que pienso de ti. Ni que creo que eres así o asá y tú no me dices que cómo soy de esto o aquello. Y nos dejamos para que podamos ser a veces todo lo contrario de lo que creemos que somos, que cuando uno le dice al otro lo que cree que es le limita las posibilidades de ser. Déjame yo soy, y sé tú. Y amemos la sorpresa que somos a veces.
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