viernes, 17 de julio de 2015

Lo que nos dé la puta gana

"No están de acuerdo, pero es una decisión mía que no los afecta y yo también puedo hacer lo que me dé la puta gana", me dijo mi mamá esta semana con risa y en tono simpático a pesar de la grosería que no es muy propia de ella. El tema no es grave, es una decisión sobre unos bienes suyos en la que todo el mundo puede opinar pero donde se hará lo que ella quiera. Sin embargo no es habitual que mi mamá tome una decisión como esas sin que las opiniones de todos terminen influenciándola.

No sé cuántas veces mientras duró mi adolescencia repetí que yo podía hacer lo que me diera la puta gana. Que si me tiraba la vida para eso era mía. Que no me daba miedo —tenía pánico—, que estaba segura —no estaba segura de nada—. Considerando que estaba defendiendo mi autonomía, sentía que esas peleas me dejaban sola, que no podría contar con el apoyo de nadie. Aunque realmente no lo estuviera. Aunque al final siempre estuvieron mis papás y mi hermana. Aunque la amenaza de esas peleas siempre terminara con "usted verá, Ana María". Aunque hubieran preferido que tomara otras decisiones. Ya no recuerdo bien qué fue lo que hice tan distinto de lo que ellos hubieran preferido. No es que lo haya olvidado, seguro que si hago un esfuerzo me acuerdo, pero ya no me importa. Y creo que a ellos tampoco. Ya no estamos por demostrarnos nada. Las cargas ya se acomodaron. Finalmente creo que ninguno tenía razón y la vida, siempre digo lo mismo, habló más fuerte que todos. Puede ser que no haya ganado esa pelea pero la valoro. Y también agradezco que ya haya terminado.

Ahí está mi mamá dando la de ella. Creo que me cuenta eso buscando mi apoyo porque sabe que en la casa yo tengo motivos de sobra para ser la "alcahueta".

Supongo que podría también decir algo sobre la autonomía femenina, sobre el ejemplo que nos dan a todos las generaciones más jóvenes que tal vez han ganado más libertades. Sobre cómo los cambios afectan las cosas no solo hacia "abajo" sino también hacia "arriba".

Se trata un poco de eso y se trata de mi mamá y yo. Es bonito. Se siente recíproco.

3 comentarios:

ensergio dijo...

Me emocioné leyéndote. Un abrazo enorme.

Ana María Mesa Villegas dijo...

Abrazo, Sergio. Voy a anotar que este comentario tuyo queda consignado acá el día de tu cumpleaños. Eso me parece significativo.

ensergio dijo...

Yo lo escribí asumiendo que lo es.