Hace algunos años, cuando yo tenía como 38, invité a un amigo de 45 a que fuera con mis amigos y conmigo a un concierto de la Orquesta Sinfónica.
Mis amigos son mucho menores que yo. A la que menos le llevo es a mi hermana, 3 años, a Carolina le llevo 8, a Javier 10 y a Lorena 12. Esos son mis amigos más cercanos, a los que llamaría si necesito que me cuiden una gripa y los primeros que llegarán el día que algo grave me pase.
Ese día Lorena me preguntó que a quién había invitado y no sé por qué surgió el asunto de la edad. Tal vez porque justamente es raro que yo ande con gente mayor que yo aunque sea por un día. Le contesté que a pesar de que tenía 45 años se veía muy joven.
Mi amigo llegó cuando ya estábamos sentados, yo le estaba guardando el lugar, se sentó y le presenté a los demás.
Dos minutos después, Lorena me dijo en secreto "Ani, cómo vas a decir que se ve joven, es un cuchito". Y me arruinó cualquier idea.
Es una asunto de perspectiva.
Desde los 40 todo el mundo se ve más o menos igual. Más o menos. Los de 25 se ven jóvenes, pero ya son adultos con quienes se puede conversar. Y los de 60 están grandes, pero uno ya es un adulto para conversar con ellos. Para no mencionar otras actividades para las cuales también se amplía el espectro. Tal vez sea la mejor perspectiva. O tal vez sea una excusa mía para tener amigos de todas las edades.
Diversidad también es querer a tu amigo cuarentón.
viernes, 24 de febrero de 2017
viernes, 3 de febrero de 2017
Mafalda no es feminista
Esta entrada de blog debería ser un ensayo sociológico muy serio para que quienes usan a Mafalda como bandera del feminismo dejen de hacerlo. No porque no nos guste la causa feminista, sino porque Mafalda no es feminista.
Dos cosas me llevan a afirmar esto:
1. A pesar de que a Mafalda la escribieron entre los 60 y 70, momento en el que comenzaron todas esas luchas por la igualdad en los derechos, fue escrita por un hombre. Y aunque eso no sea argumento suficiente sí hay que decir que no fue escrita por un hombre feminista.
2. Mafalda es misógina. Detesta a Susanita, aunque la tolera, y detesta el estereotipo femenino.
Voy a argumentar de la única manera posible en este caso: con tiritas.
1. Las mujeres son unas chismosas incapaces de guardar un secreto.
2. Ser madre de familia y dedicarse al hogar es ser mediocre.
3. Ese movimiento de la liberación fememina no va para ningún Pereira...
Y a decir que seguramente Mafalda lloraba en la ducha.
Dos cosas me llevan a afirmar esto:
1. A pesar de que a Mafalda la escribieron entre los 60 y 70, momento en el que comenzaron todas esas luchas por la igualdad en los derechos, fue escrita por un hombre. Y aunque eso no sea argumento suficiente sí hay que decir que no fue escrita por un hombre feminista.
2. Mafalda es misógina. Detesta a Susanita, aunque la tolera, y detesta el estereotipo femenino.
Voy a argumentar de la única manera posible en este caso: con tiritas.
1. Las mujeres son unas chismosas incapaces de guardar un secreto.
2. Ser madre de familia y dedicarse al hogar es ser mediocre.
3. Ese movimiento de la liberación fememina no va para ningún Pereira...
4. Ser madre de familia y ama de casa no es vivir.
5. Hay unas aspiraciones femeninas que son despreciables.
Creo que en algún momento fui de la línea Mafalda. Me parecía mal que las mujeres solo quisieran ser mamás y esposas; despreciaba a las que le prestaban demasiada atención a lo físico, tanto en ellas como en los demás; las juzgaba como superficiales. Creía que las mujeres eran débiles, demasiado suaves, un poco pusilánimes, frágiles, muy emocionales y emotivas. De la misma manera negué esos aspectos de mi personalidad y me prohibí ser así.
En fin, pero aquí vinimos fue a criticar a Mafalda y a señalar que no es tierna, no es suave, es contestoncita, no es emotiva ni emocional. Y que el feminismo es respetar que haya mujeres así y de las otras y también esperar que esas características de la personalidad que suelen ser asociadas con lo femenino puedan habitar también en los tipos.Para defendernos del machismo nos enseñaron a ser machas. Y se nos embolató un poco a todos la nobleza, el cariño, la dulzura, la ternura.— Ana María Mesa (@animesa) 29 de noviembre de 2016
Y a decir que seguramente Mafalda lloraba en la ducha.
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