La vida y la muerte son accidentes en los que no aplica el concepto de justicia. La fragilidad de esos accidentes es lo que hace que a veces la vida se muera de vieja o apenas empezando porque se tropiece y se dé un golpe fatal en la cabeza.
Ese niño de 2 años se tenía que morir hoy en medio de una balacera en cualquier parte, porque la naturaleza humana ambiciosa, territorial, avara y agresiva es también un accidente.
Pudiendo ser cualquier cosa, somos esta estupidez que mata niños de 2 años.
Parezco una humanista y todo.
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