miércoles, 16 de febrero de 2011

Poniéndome en mi sitiecito

Si les gusta o si no les gusta qué importa, si al fin y al cabo ni ustedes ni yo somos tan importantes como para tener que someter a debate un par de ideas que tampoco es que sean tan buenas.

Ustedes, ustedes y yo, pues yo.

Y santa paz.

No merezco yo mayores explicaciones ni justificaciones ni ponerme a hablar de "mi verdad", no soy tan trascendente; duraré ¿qué? ¿30 o 40 años más?  No los quiero pasar subida en mi pedestal de miren desde allá abajo o, si es que el suyo es más alto, desde allá arriba, mi razón y mi verdad.  El respeto a lo que somos no debería depender de la guerra que demos por defender lo que queremos ser.  El respeto tiene que ser.

Me quiero bajar y ser sin más.

9 comentarios:

Ana María Mesa Villegas dijo...

:D you know...

Lore Gómez dijo...

También :D

Jorge dijo...

Ayer se atravesó un motociclista como retándome por una loma de las que suben de Medellín a Rionegro. Tal vez vi un reto donde solo había un muchacho al que le gusta manejar la moto rápido, pero me sentí ofendido en mi tranquilidad, en mi distracción de las 6 de la tarde, en mi posición de no querer interactuar mucho aunque eso sea inevitable desde que uno pone el pie fuera de la casa.

Pensé que sería bueno darle al percance una solución respetuosa, dejar que pasara, abrirle el paso, pero cuando ya iba acabando de adelantarme por la derecha pensé que si iba tan rápido, tal vez le gustaba la emoción y lo cerré. Nunca hago eso, pero sentí que esa moto era como una mosca de esas que uno no se aguanta, arrogante, persistente.

Le di con el espejo. Me gritó malparido, bobo hijueputa y le pegó una patada al carro. Vi que se quería escapar, entonces saqué la mano por la ventana y lo agarré de la camisa. La moto siguió sola y se estrelló contra el barranco. Me bajé y lo tuve al frente diciéndome que me iba a dar bala, que me iba a pistiar todos los días. Le veía diciendo eso desde las profundidades de su casco, muy disgustado, muy ofendido. Yo ya no estaba ofendido. Me sentía completamente fuera de lugar, como si hubiera cazado un conejo y no tuviera los medios para quitarle la piel y despresarlo.

Creo que un poco de irrespeto es lo que mueve el mundo. No puedo negar que me ha gustado cuando mi exnovia me llama a expresarme toda su indignación en dulces "gonorreas" y repetidos "malparidos".

También me parece que sí soy más que algunas personas y menos que otras. Antes no, pero ahora sí, no sé por qué.

Ratushka dijo...

Coincido con Efectivo esta vez

Ana María Mesa Villegas dijo...

Sí, claro... esta entrada está movida por un poco de irrespeto...

Pero no creo que exista el "valor exacto" para compararnos y decir absolutamente que somos mas o menos que otros... eso depende de las circunstancias; incluso en la historia que cuentas, Efectivo (me gusta como suena así, como a al matón que no habita en Juanito), me parece que el motociclista fue más, porque tal vez él sí tenía las herramientas para despresarte como conejo.

Creo que esa será una sensación momentánea.

Isabel dijo...

Yo quisiera llegar a ese punto donde yo REALMENTE me sienta ni mas ni menos que nadie ... pero no lo he logrado, a veces me encuentro con unos pelmazos que si me siento mas, y, seguramente ellos tambien se sientan mas que yo!

Jorge dijo...

Debe ser muy difícil medir a alguien y decir que es mejor o peor que uno, pero sí hay un parámetro algo confuso que le permite a uno determinar eso. Como en un cuento que leí, en el que dos señores se asociaban y montaban un negocio juntos y tenían una discusión sobre quién era el patrón. No se pudieron poner de acuerdo, entonces se hicieron enviar una plata de un deudor con un mensajero que no los conocía. Se sentaron los dos a esperar en escritorios iguales y acordaron que al que el mensajero se dirigiera sería el que más cara de mando tuviera y por lo tanto sería el patrón.

Yo creo que hay algo así en la vida real. Hay gente que es mejor que uno, lo que necesariamente no implica una sumisión, así como no implica necesariamente arrogancia el hecho de que uno sea mejor.

Susana dijo...

Me pasa lo mismo que a Isabel.

Patito dijo...

El problema no es quien es mejor o peor, que eso esta descontado porque como van a ver de unos también los hay de los otros, pero cuando la envidia se mete o la arrogancia te mete cabe los problemas empiezan entonces se tiene que fingir ser lo que no se es, como para sobrevivir.