Cuando llegué a las 2 de la tarde encontré al dueño y gerente de la empresa en la que trabajaba en ese entonces gritando en uno de los corredores:
- ¿Ese es todo el aporte que Usted puede hacer? ¿Esa güevonada es todo su aporte? ¿Usted es Gerente de Mercadeo de esta empresa para decir güevonadas como esas?
Así siguió por 15 minutos, tomando aire, caminando desde la puerta de esa oficina hasta la suya, que quedaba muy cerca, como pensando "qué más le digo a este idiota" y cuando encontraba una nueva manera de decir lo mismo que ya había dicho, se devolvía como impulsado por haber encontrado un nuevo énfasis para la palabra "güevón", mientras un adulto de unos 45 años, profesor universitario, casado, con 3 hijos pequeños, lo escuchaba desde adentro de su oficina, de pie, detrás del escritorio, con la mirada puesta sobre algunos papeles, intentando parecer ocupado y no estar prestando mucha atención. Tal vez si lo hubiera mirado a la cara directamente mientras el otro lo insultaba no hubiera sido tan evidente que se sentía humillado.
Fue mi jefe hace 10 años durante 8 meses y esa fue la única vez que me pareció insensata su reacción. Cuando pasaba por mi oficina al ver el permanente estado de desorden de mi escritorio me decía "no tienes por qué tener tantos papeles sobre el escritorio, papeles sobre el escritorio están esperando una decisión". No lo volví a ver jamás, pero la imagen de ese día a través del vidrio de su oficina nunca se me olvidó. La semana pasada Andrés se suicidó.
4 comentarios:
Andrés era el jefe? o el regañado?
Que triste que lo recuerdes con un mal recuerdo.
Andrés era el regañado, era a quien veía a través de la ventana de su oficina. Es el recuerdo que tengo de él, no me viene a la memoria ese recuerdo porque se haya suicidado... ese recuerdo estuvo más bien asociado al Jefe que tenía ese tono para TODO y que me parece una desgracia. Pero ahora que Andrés se suicidó estas son las únicas dos cosas que recuerdo de él... :S
Los histéricos siempre tendrán perfil de jefe.
Los jefes que no son jefes, los jefes que con griotos o malas maneras quieren hacer sentir el peso de su jefatura, los jefes que no tienen modales y muchos jefes parecidos a los anteriores hay que desaparecerlos rápidamente de nuestras vidas. Solo traerán malos recuerdos y sinsabores. Los jefes que son humanos, amables,sencibles, que enseñan y respetan hay que tratar de conservarlos, son los que dejan recuerdos imborrables y son muy difíciles de reemplazar.
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