domingo, 4 de septiembre de 2011

Roller Coaster

En esta ciudad casi desde cualquier parte puede ver uno aterrizar aviones y saber así si el aeropuerto está operando o no.  Ese día, desde la ventana del apartamento alto de mi abuela, como a las 2 de la tarde, supe que ese avión sí había aterrizado.  Presencias que enrarecen toda la ciudad.  Estas calles me parecen diminutas, no esconden bien a nadie, aquí todos nos podemos encontrar.  Y casi sucede, estuvimos a menos de 10 pasos.  Solo recuerdo una anticipación parecida: la que sentí cuando tenía 14 años y hacía fila durante más de 30 minutos para montarme en una montaña rusa impulsada por la valentía de otros sin poder decir que yo prefería un recorrido más tranquilo.  De eso, hoy, hace un año.  Todavía no me bajo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Así es Manizales. Sus calles te expulsan a la luz y no es posible pasar desapercibido.