La verdad es que solo recordé a la abuela Alba cuando había que pensar cómo nos íbamos a acomodar en el carro para irnos y para regresar. Cuando había que pensar en asuntos que pertenecen a la logística de las cosas, más que al disfrute de las cosas. Sentí un poquito de culpa cuando se lo confesé a mi mamá, pero dijo que también se acordó de ella cuando pensó que había que llamar a decirle que la íbamos a recoger. Aunque seguro mi mamá la recuerda mucho más. Pensando en eso caí en lo otro, ese fue el primer paseo familiar sin abuela. Restando: ella, el abuelo, la tía Ángela y todos los primos que viven lejos... Quedamos pocos. No me gusta esta diáspora de las familias por el mundo y ese verse con la gente por etapas. En agosto viene Natalia. Vamos a ver si en diciembre puede venir María Antonia con Álvaro. Santiago, Andrea y las niñas están decidiendo cuándo pueden venir. Camilo regresa en mayo. María Paula viene fácil porque San Pedro de los Milagros o alguna parte del norte de Antioquia queda allí (queda en la porra). Lina también porque Bogotá por lo menos es el mismo país. Marce, Ale y los niños vienen el viernes. Julia regresa del todo en diciembre... —¿Si va a volver a vivir en Manizales? Yo no creo. —Sí.
Ahora la familia está compuesta por ocho personas.
Queda más tiempo para leer, eso sí.
1 comentario:
En la mía quedamos 3 en Bogotá. De todas maneras, el laboratorio deja poco tiempo para la familia.
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