miércoles, 29 de septiembre de 2010
Cuando te vea
Tendré todos los besos para ocupar el espacio de todas las palabras, para que no se note que ya no querré hablar...
viernes, 24 de septiembre de 2010
jueves, 23 de septiembre de 2010
Mío
Por fracciones de tiempo
por fracciones de espacio
y por fracciones de tu cuerpo...
Sin ser mío.
por fracciones de espacio
y por fracciones de tu cuerpo...
Sin ser mío.
sábado, 18 de septiembre de 2010
Dejarse ir
Yo quiero que cuando llegue la mía no me dé duro morirme, quiero decir sí, ya viví, ya fue suficiente, ya di la lora, ya dije todo lo que tenía que decir, me quedó faltando eso que no le dije a ese niño que me gustaba, pero igual, él se enteró, así que no importa, me puedo ir. Que no me falte dar las peleas que tenga que dar, ni querer a la gente que quiero querer, que no me queden verguenzas por superar ni dignidades estúpidas por conservar. Que me valga un huevo la "sociedad" y todo eso a lo que llamamos "los demás" para que pueda ser lo que necesite ser. Entregarme a la enfermedad que me vaya a matar, al asesino o al verdugo, al accidente de tránsito o avión, diciendo "está bien", para no quedarme acá atada a nada, porque no me comprometí a fondo con mi vida. Con vivirla. Con todo lo que traiga, lo fácil y lo difícil.
No me quiero amarrar a la vida porque sí, porque esto "es un regalo de Dios", porque la vida es maravillosa y en sí misma vale la pena. Porque nada de eso me caló.
Creo que vale la pena siempre y cuando valga la pena, y eso es tan individual como que a uno le gusten las alcaparras o no y, cuando ya no sea más y me llegue la muerte, que yo no esté apegada a una cosa que aunque se llame vida, no valga la pena vivir.
domingo, 12 de septiembre de 2010
Gracias a Dios el mundo queda taaaaaaaaaaaan lejos (Susanita)
Hoy he estado leyendo un poquito de Oriente empieza en el Cairo, el libro que Héctor Abad Faciolince le mandó a mi papá. Y también leí la columna de María Jimena Duzán que publica hoy en Semana.
El libro cuenta una excursión que HAF hizo a el Cairo, acompañado por dos esposas, asunto que simplemente menciona y del que me quedo esperando la aclaración "sí, dos esposas, dos viejas juntas y con ambas duermo", para que yo termine de creer que eso puede ser verdad. Pensar que podemos ser así de civilizados, que podemos abandonar nuestro instinto territorial y podemos convivir amándonos los unos a los otros, sin que a los otros les importen los unos... en fin... pero no era de eso que iba a hablar...
El libro, dentro de todo, narra una serie de revueltas que tuvo el Cairo, que derrumbaron edificios y cambiaron la cara de la ciudad para siempre, el hotel Shepheard's que fue destruido durante la "gran revuelta popular de 1952" que acabó con todo lo que tuviera un aire foráneo. El Teatro de la Ópera, donde se estrenó Aida, quedó gravemente afectado por la revuelta pero no se cayó; se cayó después, hoy ocupa su lugar un parqueadero.
El viernes en la reunión semanal que tenemos en el Fundadores para hablar del Plan de Desarrollo Cultural de Manizales, se asociaron dos hechos: donde antes funcionaba el Teatro Olimpia hoy funciona un parqueadero y donde antes funcionaba el Teatro el Cid hoy funciona qué?, muy bien! otro parqueadero...
Lo que Manizales tiene de parecido al Cairo.
Debe ser que esos lotes grandes una vez caídos tienen mucha cara de parqueaderos, y un parqueadero es un negociazo, al contrario de los teatros, que no sirven sino para que la gente se reconozca en sus manifestaciones artísticas, pero eso parece que no es tan buen negocio.
Y la Columna de Maria Jimena Duzán, que ustedes pueden leer aquí, habla de cómo vienen robándonos en Caldas nuestros impuestos impunemente desde hace años nuestra clase dirigente, sin que eso haya generado por parte de la ciudad el deseo de destruir nada, o sin que prospere ninguna acción legal (¿prospera alguna? no sé) para impedir que siga pasando... sin que al que le roban diga realmente nada... mansos que somos. Y como esta ciudad espanta, ha espantado al espíritu joven de los jóvenes que aun quedan, que ahora son tan mansos como los viejos de Manizales, cansados de ser honrados, honrados por cansados.
Y en la construcción del Plan de Desarrollo Cultural de Manizales, donde tanto hemos hablado de la identidad del manizaleño, se ha dicho que somos expertos en construir una imagen de lo que somos, para no construirnos realmente, es decir, palabras más, palabras menos, somos profesionales de la apariencia, aquí todo está bien. Nos seguimos viendo, nos seguimos saludando, chao querida.
Lo que Manizales tiene de distinto al Cairo... que vergüenza andar de vándalos.
Con todo lo que pasa acá, nunca pasa nada... en una ciudad que merece revuelta importante, acción importante, nos moriremos todos de muerte natural, para no ir a dar una cara errada de lo decentes que somos las gentes entre la 21 y la 23.
Esta ciudad es muy hipócrita. Como Susanita.
El libro cuenta una excursión que HAF hizo a el Cairo, acompañado por dos esposas, asunto que simplemente menciona y del que me quedo esperando la aclaración "sí, dos esposas, dos viejas juntas y con ambas duermo", para que yo termine de creer que eso puede ser verdad. Pensar que podemos ser así de civilizados, que podemos abandonar nuestro instinto territorial y podemos convivir amándonos los unos a los otros, sin que a los otros les importen los unos... en fin... pero no era de eso que iba a hablar...
El libro, dentro de todo, narra una serie de revueltas que tuvo el Cairo, que derrumbaron edificios y cambiaron la cara de la ciudad para siempre, el hotel Shepheard's que fue destruido durante la "gran revuelta popular de 1952" que acabó con todo lo que tuviera un aire foráneo. El Teatro de la Ópera, donde se estrenó Aida, quedó gravemente afectado por la revuelta pero no se cayó; se cayó después, hoy ocupa su lugar un parqueadero.
El viernes en la reunión semanal que tenemos en el Fundadores para hablar del Plan de Desarrollo Cultural de Manizales, se asociaron dos hechos: donde antes funcionaba el Teatro Olimpia hoy funciona un parqueadero y donde antes funcionaba el Teatro el Cid hoy funciona qué?, muy bien! otro parqueadero...
Lo que Manizales tiene de parecido al Cairo.
Debe ser que esos lotes grandes una vez caídos tienen mucha cara de parqueaderos, y un parqueadero es un negociazo, al contrario de los teatros, que no sirven sino para que la gente se reconozca en sus manifestaciones artísticas, pero eso parece que no es tan buen negocio.
Y la Columna de Maria Jimena Duzán, que ustedes pueden leer aquí, habla de cómo vienen robándonos en Caldas nuestros impuestos impunemente desde hace años nuestra clase dirigente, sin que eso haya generado por parte de la ciudad el deseo de destruir nada, o sin que prospere ninguna acción legal (¿prospera alguna? no sé) para impedir que siga pasando... sin que al que le roban diga realmente nada... mansos que somos. Y como esta ciudad espanta, ha espantado al espíritu joven de los jóvenes que aun quedan, que ahora son tan mansos como los viejos de Manizales, cansados de ser honrados, honrados por cansados.
Y en la construcción del Plan de Desarrollo Cultural de Manizales, donde tanto hemos hablado de la identidad del manizaleño, se ha dicho que somos expertos en construir una imagen de lo que somos, para no construirnos realmente, es decir, palabras más, palabras menos, somos profesionales de la apariencia, aquí todo está bien. Nos seguimos viendo, nos seguimos saludando, chao querida.
Lo que Manizales tiene de distinto al Cairo... que vergüenza andar de vándalos.
Con todo lo que pasa acá, nunca pasa nada... en una ciudad que merece revuelta importante, acción importante, nos moriremos todos de muerte natural, para no ir a dar una cara errada de lo decentes que somos las gentes entre la 21 y la 23.
Esta ciudad es muy hipócrita. Como Susanita.
viernes, 10 de septiembre de 2010
Economía
Qué tal que después de todos los argumentos (los más ortodoxos y los más liberales) a nuestros honorables congresistas les de por despenalizar el intento de suicidio - ¿el que no se queda en el intento se salva de ir a la cárcel? - legislen el tema y le toque al Estado intervenir en un asunto que ya sería de Salud Pública.
Qué tal que comprendiéramos que la muerte no es en sí misma una tragedia (para los que sientan que todos comprenden eso, perdón por esta aclaración) sino que para mucha gente la tragedia es tener que levantarse todos los días a vivir la vida.
Qué tal que esa comprensión, nos llevara a entender que hay gente que no es católica y que por lo tanto no cree que en ese acto haya un pecado mortal; y que hay gente a la que le importa un pito si el tema está legislado o no.
Qué tal que después de todo eso, nos ofrecieran un remedio rápido, indoloro, efectivo y eficaz... tal como ahora se consigue en cualquier Profamilia el condón o las pastas anticonceptivas, que tienen por fin evitar el nacimiento de hijos no planeados. Qué tal que el asunto dejara de ser tabú, mal visto, asumido como cobardía. Qué tal que llegáramos a respetar los desconocidos motivos que no podemos juzgar en quien toma esa decisión.
Qué tal que esto sucediera en todo el mundo por igual.
Yo me pregunto: a qué ritmo crecería la economía en un planeta que de un día para otro se quedara con la mitad de la mitad.
martes, 7 de septiembre de 2010
miércoles, 1 de septiembre de 2010
Plagas
Con seguridad el señor la encontró metida en su puesto de dulces llenándole de plumas y de popó de paloma todos los confites, las papitas, las mentas, las galletas. O tal vez ya estaba haciendo un nido allí.
Con el clima que hace por estos días en Manizales no es raro que los animales busquen refugio de la lluvia en donde mejor les parezca que pueden pasar una noche secos.
El señor seguramente tuvo una mañana difícil. Como deben ser difíciles la mayoría de las mañanas de los hombres y mujeres que, en consideración de su edad, ya deberían estar pensionados, pero que tienen que levantarse temprano, para irse a vender chucherías y conseguir cualquier peso para un atado.
Y esa mañana al abrir el puesto de dulces no dudo que ambos, el señor y la paloma, se miraron a los ojos asustados, sin saber qué hacía el otro ahí.
La paloma cayó del otro lado de la acera, lanzada con un impulso tan fuerte que no pudo, no tuvo tiempo, de abrir las alas para volar... Y en ese momento de descargada frustración, al ver las plumas que se desprendieron de su cuerpo, y mirar a la paloma que ya no pudo levantarse del suelo, el señor la miró perplejo. Acababa de descubrir que para volar hay que parar y tomar impulso. Y él no le dio tiempo.
Con el clima que hace por estos días en Manizales no es raro que los animales busquen refugio de la lluvia en donde mejor les parezca que pueden pasar una noche secos.
El señor seguramente tuvo una mañana difícil. Como deben ser difíciles la mayoría de las mañanas de los hombres y mujeres que, en consideración de su edad, ya deberían estar pensionados, pero que tienen que levantarse temprano, para irse a vender chucherías y conseguir cualquier peso para un atado.
Y esa mañana al abrir el puesto de dulces no dudo que ambos, el señor y la paloma, se miraron a los ojos asustados, sin saber qué hacía el otro ahí.
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