miércoles, 19 de enero de 2011

Vecinos

Es un señor de esos a los que es imposible calcularles la edad, bien podría tener 40 u 80.  Los labios se le recogen hacia adentro como si los dientes que no tiene cumplieran la función única de templar el hueco por el que comemos.  Es bajito y regordete.  Cojea.  Descalzo, camisa, pantalón, saco y sombrero.  No habla.  Gesticula y hace sonidos.  Alguna condición psiquiátrica sin diagnóstico tiene.

Y es bravo, tiene un palo que a veces es bastón pero que, sobre todo, es un palo largo, un arma larga.  Lo he visto perseguir a más de uno que seguramente se ha metido con él.  Yo lo evito aunque no asusta.  Es un personaje de mi cuadra abandonado de la familia y del estado.  Y uno agradece que haya monjas para que se encarguen de él.

Hoy me necesitaba.  Me llamaba insistentemente para que me asomara a la calle por uno de los lados de mi edificio.  Pensé que tal vez este señor podría estar anunciando la visita de un ladrón; hice una curva para esquivar el palo que no abandona y me asomé por donde él necesitaba que lo hiciera.  Había un choque en la mitad de la calle.  Un carro y una moto se chocaron en una falda que tiene una inclinación de por lo menos 45º... era tremendo choque.

- Sí, hay un choque.

Se quedó tan tranquilo.  El me quería contar.  El chisme es una necesidad.

3 comentarios:

Susana dijo...

Me gustan el cambio de tema, el tono del post, el personaje y tu cuadra.

Si ese señor tuviera twitter, probablemente pasaría como alguien normal.

Ana María Mesa Villegas dijo...

Twitter se nos ha vuelto también un tema demasiado recurrente... es bueno cambiar de tema. : )

Lore Gómez dijo...

Qué es esta belleza!!!!, casi lloro y todo!, no puedo imaginar en la soledad que vive ese viejito y tu, con solo asomarte, le alegraste un ratico de su vida...