Es un señor de esos a los que es imposible calcularles la edad, bien podría tener 40 u 80. Los labios se le recogen hacia adentro como si los dientes que no tiene cumplieran la función única de templar el hueco por el que comemos. Es bajito y regordete. Cojea. Descalzo, camisa, pantalón, saco y sombrero. No habla. Gesticula y hace sonidos. Alguna condición psiquiátrica sin diagnóstico tiene.
Y es bravo, tiene un palo que a veces es bastón pero que, sobre todo, es un palo largo, un arma larga. Lo he visto perseguir a más de uno que seguramente se ha metido con él. Yo lo evito aunque no asusta. Es un personaje de mi cuadra abandonado de la familia y del estado. Y uno agradece que haya monjas para que se encarguen de él.
Hoy me necesitaba. Me llamaba insistentemente para que me asomara a la calle por uno de los lados de mi edificio. Pensé que tal vez este señor podría estar anunciando la visita de un ladrón; hice una curva para esquivar el palo que no abandona y me asomé por donde él necesitaba que lo hiciera. Había un choque en la mitad de la calle. Un carro y una moto se chocaron en una falda que tiene una inclinación de por lo menos 45º... era tremendo choque.
- Sí, hay un choque.
Se quedó tan tranquilo. El me quería contar. El chisme es una necesidad.
3 comentarios:
Me gustan el cambio de tema, el tono del post, el personaje y tu cuadra.
Si ese señor tuviera twitter, probablemente pasaría como alguien normal.
Twitter se nos ha vuelto también un tema demasiado recurrente... es bueno cambiar de tema. : )
Qué es esta belleza!!!!, casi lloro y todo!, no puedo imaginar en la soledad que vive ese viejito y tu, con solo asomarte, le alegraste un ratico de su vida...
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