Y qué
Medias blancas. Una que sube hasta donde tiene que subir y la otra que ya perdió todo el resorte. Zapatos rojos con cordones blancos y falda a cuadros. Camisa de mangas cortas que no obedece las indicaciones de mantenerse ordenada y el saco rojo con el escudo del colegio colgando de la cintura. El pelo, que por la mañana fue dos colas bien templadas, a esta hora es un montón de crespos pegados del cuello y de la frente por el sudor de haber brincado y cantado a gritos toda la tarde. Ni una gota de maquillaje y la alegría plena, cansada e interesada en nada que tiene energía para saltar charcos llenos de agua después de un aguacero con granizo al que inmediatamente lo siguió el sol.
El niño lindo que te gustaba te dijo por la mañana que tú a él, ya no.
5 comentarios:
Saltemoooos :)
Y salta y salta, salta, salta, salta... sí, quiero saltar charcos y dar lora en la calle.
Tengo un recuerdo exactamente igual a esta historia que relatas excepto por las 2 colitas y por la hora del día en que el niño aquel me rompió el corazón ;) ...tenía yo unos 7 tiernos años en aquel entonces... hasta me subí al bus de él a pedir cacao y ni así jajaja
y el mundo sigue sudando....
El primero de marzo empiezan otra vez las clases. Que dicha de las caritas bien lavadas, los pelos bien peinados y los zapatos bien lustrados de ese primer día de clases el corazón en la boca por la incertidumbre, el yuyo por lo desconocido.
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