Hay momentos en los que las mejores probabilidades no son suficientemente buenas. Hay momentos que solo pueden ser certezas, para el juego, para arriesgar, para dar, para confiar, para ceder, para pasar, para entregar, para sentir, para ser.
Solo quiero que haya síes. Ahora solo quiero oír que sí, con tilde.
Que todos tengan fe cuando yo dude.
Que nadie se atreva a impulsar mis dudas, diciendo algo desmotivantemente alentador como "seguramente" con tono alegre y optimista... que nadie dude, que si dudan no me lo digan, que no ayudan sus sensateces, ni sus evaluaciones estadísticas.
Que mi arrojo no permite dudas... que si caigo en el vacío del rotundo no, prefiero levantarme desde ahí y no desde medio camino.
Sí... amo esa palabrita!
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