(Creo que de no tener un blog, este no lo hubiera publicado)
Aullando entre relámpagos,
perdido en la tormenta
de mi noche interminable,
¡Dios! busco tu nombre...
No quiero que tu rayo
me enceguezca entre el horror,
porque preciso luz
para seguir...
¿Lo que aprendí de tu mano
no sirve para vivir?
Yo siento que mi fe se tambalea,
que la gente mala, vive
¡Dios! mejor que yo...
Siempre pensé que era una afirmación. Cuando digo siempre me refiero a desde que tengo 6 o 7 años, o tal vez antes. Mi papá me enseñó ese tango y otros que cantaba en un casete la Orquesta de Francisco Canaro, que para mí, dado que es un gusto aprendido, es mejor que todo lo de Gardel. En ese casete estaban también Cambalache y Mala Suerte, dos tangos que me encantan y que canto todavía, cada que puedo, con gente o sin gente, con guitarra o sin guitarra.
Este tango hace parte de las sorpresas de mi papá.
Yo me fui dando cuenta de que no tenía un papá muy convencional poco a poco. La primera cosa que me llamó la atención fue que era ateo. No recuerdo bien cuando lo supe, pero sé que me mortificó mucho tiempo. En el colegio nos decían que a los que no creían en Dios se les enviaba al infierno y, el resto, mi hermana, mi mamá y yo —nunca dudé de que si había un lugar para mi, ese era el cielo— íbamos a verlos sufrir eternamente sin poderles dar "ni una gota de saliva". Esto era el Opus y yo me preguntaba qué clase de cielo era uno donde podía yo ver a mi papá sufrir eternamente sin poder hacer nada por él, ¡un infierno! Hasta que un día mi papá nos dijo a mi hermanita y a mi que si Dios existía y, tal como decían, era infinítamente bueno e infinítamente generoso, no iba a permitir que un señor bueno como él, que no le hacía daño a nadie, se quemara eternamente en el infierno. Ahí creció Dios y decreció la religión y sobre todo mi colegio.
Lo siguiente que recuerdo, pero no sé si voy cronológicamente, es una historia relacionada con la marihuana. Yo tenía como 14 años y unos amigos dejaron en mi casa un juego de "Escrúpulos" que consistía en hacer preguntas incómodas y apostarle a la respuesta de la gente entre dos opciones: si ó no. Yo me senté a leer todas las preguntas. Una decía, "Si Usted ha fumado marihuana ¿le contaría a sus hijos?", nunca se me había cruzado por la cabeza la idea de que mi papá o mi mamá hubieran fumado marihuana, pero le pregunté a Jairo. Me contestó que sí, que dos veces, una en la carretera hacia Chinchiná, en una curva donde había un "estadero" (odio esa palabra) lleno de viejas empelotas y azules, la luz del sol las tenía así. Y la segunda en alguna casa de algún amigo. El caso es que yo casi me caigo de la silla ante esta revelación de mi papá y me acuerdo que le hice un reclamo. Él, muy sin inquietarse, me contestó que sobre eso él no me iba a decir mentiras, que él también había sido joven y había hecho bobadas y que eso no era tan serio. ¡Sorpresa!
Por esa misma época, la adolescencia que es tan difícil, me dio por hablar mucho de temas sexuales con mis papás, retándoles la paciencia, sobre todo a mi mamá, diciéndoles que uno para qué llegar virgen al matrimonio y una cantidad de bobadas que tenían más el ánimo de incomodar que el ánimo de arrojarme a hacerlas, porque yo era muy inocente y pura y bueno, boba. El caso es que todo eso en algún momento hizo que mi hermanita, tres años menor que yo, le hiciera la siguiente pregunta a mi papá:"¿es que Usted cree que Ana María es virgen?" y mi papá le contestó muy serio, que eso no era problema de ella ni de él, que era solo asunto mío y que yo vería lo que hacía con mi vida, que él ya nos había dado las herramientas suficientes para actuar del modo que mejor nos pareciera (¡14 años!) y que confiaba en nosotras. Uno después va y se equivoca y hace tonterías, a la edad que sea, pero yo las hice un poquito más tarde que mis amigas y siempre he pensado que esa manera de tratar el tema con nosotros fue la clave. A mis amigas, que les ponían tanto pereque con eso, las mató la curiosidad primero que a mí. Luego fue mi papá el que nos patrocinó los anticonceptivos a mi hermana y a mí. Y para todos estos temas ha sido siempre un señor muy abierto, muy en el mundo, al que incluso alguna amiga mía recurrió cuando tuvo problemas en este sentido.
Como la adolescencia le da tan duro a uno y yo ya tenía suficientes motivos para pelear con todo, una vez me le enfrenté a mi abuelito, cuando dijo que en las elecciones para presidente de no sé cuál agremiación, alguien llegó preguntando por el hijo de León Villegas Toro para votar por él. El señor no conocía a Aurelio mi tío (que es una belleza de hombre) pero conocía a mi abuelito y para él eso era garantía, historia que contaron muy felices y llenos de emoción. Pero yo tenía que pelear y le dije a mi abuelito que el primer ladrón del mundo también había sido hijo de un hombre honrado y que me parecía una irresponsabilidad esa manera de actuar y de sentirnos todos tan orgullosos con eso. Mutis en el foro. Esa noche, cuando llegamos a la casa, mi mamá me dijo que el abuelito se había puesto bravo conmigo y mi papá me dijo: "¿sabes qué Anita?" (con un tono muy serio y un tanto fuerte) "yo estoy de acuerdo contigo".
Yo ya estaba segura de que mi papá era un bacán: Superman, Beethoven y mi papá.
También recuerdo su manera de explicarme la diferencia entre socialismo y capitalismo en un ejemplo con muñecas que todavía recuerdo y que amo, las mañanas de lectura de todos los libros que se nos atravesaran, de completas enciclopedias para niños (él las leyó dos veces, una conmigo y otra con mi hermanita), no había cosa que uno preguntara que él no supiera, pero nos mandaba siempre a los libros, ahora nos manda a google. Ganaba todos los juegos en los que participaba, scrable, boogle, parqués. Recuerdo sus historias del Batallón y de la Universidad, las historias de amigas bastante necias, de las que terminaba contándome sus hazañas después de discernir rápidamente si no sería mal hecho que un padre fuera tan confidente con una hija (yo no sé que rayón me dejaría eso, pero mi papá terminó contándome unas cosas bastante privadas), su ejercicio docente y profesional, donde siempre se la llevó mejor con los estudiantes que con los colegas y con los pacientes que con los colegas. No hay amiga cercana a mí que no ame a mi padre y es que él refleja todo eso tan fácil.
Y la última sorpresa, fue descubrir que era humano. Tan humano como Beethoven tan lejano de Superman. Por eso creo que le gusta tanto ese tango y por eso creo que esa décima línea nunca ha sido para mi una pregunta, sino una afirmación, porque para él también lo es. Y por eso a veces a los dos nos da tan duro la vida y se nos hace urgente alejarnos de ella.
11 comentarios:
muero lentamente....
Que cosa tan bonita esto que acabas de escribir... Un texto hermoso, casi tan lindo como tu papá!
Anita, tu escribes super, avisame cuando salga el libro!!!! Naty BEtancur
Tengo que decir dos cosas:
"que eso no era problema de ella ni de él, que era solo asunto mío y que yo vería lo que hacía con mi vida, que él ya nos había dado las herramientas suficientes para actuar del modo que mejor nos pareciera (14 años!!!!!) y que confiaba en nosotras..."
excelente!
me quedo la duda de como fue la explicacion del capitalismo y socialismo, yo personalmente me imagino que debe haber un sistema mejor que cualquiera de los dos anteriores, pero me gustaria ver como lo explicaria tu papa!!!
Mi papá es socialista... como se nota... Yo estaba muy chiquita y pregunté que cuál era la diferencia entre capitalismo y socialimo y él me dijo:
Socialismo es que si tu tienes una muñeca, todos los niños del mundo puedes tener una muñeca, y si tu tienes dos muñecas es porque todos los niños del mundo pueden tener dos muñecas... Capitalismo es que tu puedas tener 10 muñecas así haya muchos niños que no tengan ni una muñeca...
A esa edad... edad de explicarle a uno cosas con muñecas, a mi me quedó muy claro que no me gustaba el capitalismo y me encantaba el socialismo...
asi suena espectacular, lastima que en la practica ninguno de los sistemas funciona, bueno es que lo ideal solo funciona en papel...
Lo que no funciona no son los sistemas... sino en dónde se terminan aplicando... en los seres humanos que como sistemas, somos unas desgraciecitas!
Digo yo... humildemente!
No sé qué parte me gusta más, si la parte en que te habla de sexo, de socialismo y capitalismo o la parte en la que te lee a tí y a tu hermana enciclopedias enteras. Ya sé, la parte de la lectura.
A mi me gusta toda la parte de que es mi papá. Y sí, esas partes fueron y son muy buenas!
¡Qué vaina más bella esta! Gracias por publicarla.
Todo está en la educación. El poder de la palabra es fecunda en terreno fértil.Ese terreno fértil está en cada ser humano. Los saludo desde Bogotá.
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